Antes de pensar en la relación entre desempleo y videojuegos, salgamos a la calle. Veremos que la gente habla por se hace selfies para Facebook e Instagram o que caza Pokemons. En el transporte público todo el mundo parece hablar por Whatsapp o Telegram, si no está con un Kindle o una videoconsola portátil. Las convenciones o incluso los programas de televisión se miden por el número de Tuits sobre el tema.
Además dentro de las casas es habitual tener una videoconsola conectada a una tv de alta definición o tal vez un PC preparado para juegos. Eso sin hablar de juegos para móviles o para tablets, al estilo de Candy Crush. Tenemos entretenimiento de calidad y asequible en la palma de la mano ¿qué tiene que ver con el desempleo?
El coste de oportunidad
Pensemos primero en el coste de oportunidad. Básicamente el coste de oportunidad sería el valor de la mejor opción no realizada. Por ejemplo para mí el coste de oportunidad de haber escrito este artículo está en lo que podría haber ganado dedicándome a otra cosa o tal vez lo que podría disfrutar haciendo otra actividad que me guste más.
En general el coste de oportunidad es algo importante a estudiar, como por ejemplo el caso que comenté alguna vez sobre el dinero empleado en el AVE, que muy posiblemente se podría haber empleado en otra infraestructura más rentable o en otro aspecto que nos hubiera impulsado más nuestra economía.
En general, salvo excepciones, no trabajamos gratis. Algo que tenemos muy en cuenta a la hora de decidirnos por un trabajo u otro. El coste de oportunidad del trabajo es el ocio. Por estar en una oficina llevando la contabilidad, en una fábrica apretando tornillos o en una cafetería sirviendo cafés, perdemos un tiempo que no vamos a recuperar y que podríamos dedicar a otra actividad que nos guste más, como por ejemplo leer blogs de economía o escuchar ópera.
Una vez visto el concepto, vemos que las redes sociales y los videojuegos posiblemente nos estén proporcionando un ocio más barato y mejor de las opciones que teníamos disponibles anteriormente, como era practicar deporte o simplemente ver la TV en casa. Según Erik Hurst, profesor de la universidad de Chicago, este tipo de nuevo ocio ha incrementado el coste de oportunidad de trabajar.
Más desempleo, más videojuegos
En Estados Unidos (paras poner de ejemplo una economía fuerte), entre el 2000 y 2015 el desempleo para aquellos menos cualificados (es decir, sin un título universitario) entre 21 y 55 cayó en 7,5 puntos porcentuales, es decir, si el 84% de personas con cualificación inferior al título universitario tenían un trabajo en el 2000, en 2015 ese número era del 77%. No se han recuperado los números de antes de la recesión (y los números de España ya sabemos que dan pena). También ha disminuido el número de empleados en el sector industrial, ocho millones en concreto, a pesar de que se ha incrementado la producción industrial.
Es cierto que buena parte de este decremento como indica el mismo Hurst se debe a un incremento en el uso de la tecnología, las empresas prefieren utilizar máquinas antes de contratar trabajadores, pero lo que afirma Hurst es que si puede estar habiendo un decremento en el lado de la demanda del trabajo, puede que lo esté habiendo también en el lado de la oferta.
Comenta Hurst que de los desempleados entre 22 y 30 años con pocas cualificaciones, el 22% de ellos no ha trabajado en los últimos 12 meses. En ese segmento de edad, los trabajadores menos cualificados incrementaron su consumo de ocio en cuatro horas a la semana, entendiendo que el ocio aparte de videojuegos y redes sociales está en hacer ejercicio, dormir, ver la TV, leer, etc. Pero de este incremento del tiempo de ocio, tres horas se dedicaron a videojuegos.
De hecho, el 25% de los que respondieron la encuesta jugaban a videojuegos tres horas diarias, incluso había un 10% que jugaba seis horas diarias. Algo bastante difícil de mantener en conjunto con un empleo de 40 horas semanales. Por supuesto estos jóvenes que no trabajan y dedican tanto tiempo a videojuegos, muy posiblemente estén viviendo en el sótano de sus padres y alimentándose de lo que le pagan sus padres. Algún caso conozco en España, de hecho es muy posible que muchos lectores lo conozcan.
En caso contrario, en este artículo de El País se retrata bastante bien a un nini, su madre trabaja y el dedica buena parte del día a videojuegos y televisión. Recuerdo que hablando con amigos sobre este artículo comenté que es cierto que la situación económica era muy mala y empujaba a hacer este tipo de cosas, pero también que desde luego metido en casa con la PlayStation no iba a conseguir un empleo, ni aunque las condiciones económicas fueran excelentes.
Quizás es una consecuencia
Aunque no se puede negar que hay más desempleo y más tiempo de ocio dedicado a videojuegos, es bastante valiente afirmar que los videojuegos causan el desempleo y no al revés. Pero sí es interesante pensar que es muy posiblemente que los videojuegos estén teniendo un efecto inesperado.
Al proporcionar los videojuegos un ocio de calidad y barato (si lo pensamos en horas, no es algo muy caro) es muy posible que los desempleados estén llevando mejor el no tener trabajo. Si lo pensamos, en España, a pesar del alto paro que tenemos, no hay mucha conflictividad social en las calles. Nuestra vida sigue plácidamente, sin que tengamos altos niveles de criminalidad o de disturbios en las calles provocados por aquellos que no consiguen una situación mejor.
En todo caso, es una hipótesis interesante y es posible que las investigaciones que puedan salior de esta línea de trabajo nos ayuden a reducir el desempleo juvenil.
En El Blog Salmón | El paro baja al 20%, ¿es tan buena noticia? y Julio no ha sido un mal mes para el empleo, aunque con matices
Más información | Chicago Booth Review
Imagen | dannyhahn82
Imagen | helenacortes