Cuando al malo le gusta tu producto

Cuando al malo le gusta tu producto
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¿Qué haces cuando a un enemigo público le gusta tu producto? Anders Breivik, conocido por su papel en la masacre en Noruega, era un aficionado a la marca de Lacoste. En muchas de las fotos que aparecen suyas y que han dado la vuelta al mundo se le ve vistiendo ropa de esta marca, muy reconocible por el cocodrilo bordado.

Obviamente esto no les ha gustado a los de Lacoste, que ven como su marca se ha asociado mucho con el que puede ser el personaje más odiado de 2011. Aparentemente está empujando las ventas hacia abajo. ¿Quién quiere llevar la misma ropa que Anders Breivik? De hecho los de Lacoste han intentado que, para calmar los daños, no aparezca nunca más Anders Breivik acompañado por un cocodrilo.

Ya hemos hablado de cómo a veces los clientes pueden arruinar la imagen de un producto. Recientemente hemos tenido un caso de product placement inverso, en el que una marca pagaba por no ser relacionada, de hecho creo que con la ropa sucede bastante más que con otros productos. Al fin y al cabo es lo que nos define, cuando una persona nos mira la mayor parte de nosotros suele estar cubierta por ropa.

En Lacoste no quieren que se les relacione con un señor que está pasando a la historia como el mayor asesino que ha conocido Noruega. ¿Qué pueden hacer para evitar ser relacionados? En realidad, esto ya ha pasado antes, lo experimentó una marca inglesa conocida como Lonsdale.

Lonsdale fabrica moda y material deportivo para el boxeo, durante un tiempo pasó a ser una marca muy popular entre jóvenes noenazis. Lonsdale no quería verse relacionada con esta ideología, por lo que sacó una campaña que decía “Lonsdale loves all colours” con anuncios mostrando a modelos de varias razas. Además en su publicidad he visto alguna vez utilizar imágenes de Cassius Caly, también conocido por el nombre que tomó: Muhammad Ali. Por ese motivo Lonsdale dejó de ser popular entre los skins.

Estoy seguro de que en Lacoste se han estudiado muy bien este caso y ya saben que si quieres que un grupo de consumidores deje de utilizar tu producto lo mejor es que te relaciones con aquello que más odian, que te conviertas en todo lo contrario a lo que ellos esperaban. Lo malo es que eso puede destruir o cambiar fuertemente tu marca ¿estás dispuesto a correr ese riesgo?

Imagen | Justin Taylor
En El Blog Salmón | Por favor, no uses mi producto (en público)
Vía | El Mundo

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