Menos lobos, Caperucitas Rojas

Menos lobos, Caperucitas Rojas
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Lo primero es lo primero. El que suscribe esta radicalmente en contra de esos planes de ayuda, bien sea de compras activos, tóxicos, sanos, acciones o demás zarandajas públicas destinadas al sector financiero. Totalmente en contra. Y no sólo por imperativos éticos, que dirían los cursis. Es que creo que a medio plazo valdrá de poco. O bien no detendrá la marea, o bien esta reventará por otro lado, eso si, después de haber malgastado miles de millones de los recursos públicos (lo cual será una excelente justificación para incrementar la voracidad fiscal, el intervencionismo estatal y el control social e ideológico). Lo resumo: en contra.

Una vez dejado claro ésto, siento ser pesado, pero uno asiste perplejo a la vuelta a la vida de los zombies ideológicos sepultados por los cascotes del Muro de Berlín, que vienen a soltarnos otra vez su catecismo de pioneros del Komsomol. Que si falta .de regulación, que si el fin del capitalismo, que si Marx esta más vivo que nunca...entre nosotros eslóganes que se repiten una y otra vez, sin entrar a fondo en los asuntos. Podría señalar otros muchos, pero me voy a centrar en uno de los más repetidos sobre el sistema económico del mundo occidental: privatización de los beneficios, socialización de las perdidas.

Para empezar, pretender que le sistema económico actual es mínimamente liberal es un poco demasiado hasta para ellos. Hablar de liberalismo en Bruselas, confundir a un neocon con un liberal, o creer que el FMI, la OMC, el Banco Mundial y demás entes son el mascaron de proa del neoliberalismo(lo pongo así, aunque no se que diferencias hay entre le liberalismo y el neoliberalismo, solo por darles gusto) esta bien para un programa de Tele 5, pero para poco más.

Detallemos las dos proposiciones que nos hacen en ese cántico sobre este malvado sistema:

    <li>Privatización de los beneficios: sin duda, los que afirman esto son grandes expertos fiscales y avezados empresarios. Pero de otra galaxia, muy, muy lejana. Los beneficios se socializan, vaya que si se socializan. Solo por mover una pestaña, los empresarios deben poner pasta encima de la mesa de la Administración de turno:licencias, tasas, impuestos, etc...y si luego tienen la fortuna de ganar dinero, vuelve a parecer ese mismo socio para llevarse una tajada considerable. Curiosamente, y eso debieran saberlo los que tienen alguna responsabilidad de gobierno, la fiesta autonómica-municipal que ha vivido este país se ha sustentado en la socialización de esos beneficios. Ahora que ese grifo se cierra se comprobará cuan abundantes eran. Por cierto, que si nos ponemos puristas esos beneficios eran detraídos en una ultima instancia de los clientes, en gran parte compradores de vivienda, que junto con los promotores, han sido agredidos verbalmente por muchos de estos antisistemas acomodados en el propio Sistema.</li>
    
    
    <li>Socialización de la perdidas: Evidentemente, con los planes aprobados hay un efecto  en dicho sentido. Pero con muchos matices. Voy a poner un ejemplo. Cualquiera que conozca lo que es un proceso concursal (las antiguas suspensiones de pagos y quiebras) sabrá que hay dos grandes principios en dichas tramitaciones. En primer lugar salvar a la empresas en crisis y en segundo proceder, si no es posible, a una liquidación ordenada de la empresa, donde en la medida de los posible los acreedores no tomen ventajas unos sobre otros. Pues bien, dejando al margen los bienes afectos a un crédito, como los hipotecarios, el resto deberían repartirse a piñata. Pues no, nuestros legisladores ponen por delante a los trabajadores, y sobre todo a las Administraciones Públicas. Las empresas proveedoras se suelen comer los mocos, y perdóneseme la expresión, ya que otros ya han ocupado su lugar en la mesa cuando a estas les dejan sentarse a ver si queda alguna miga. Al final, quien acaba pagando el pato de  esas crisis empresariales son los otros empresarios, en mucha mayor medida que las Administraciones, que tienen bula legal para saltarse la cola por su cara bonita.</li>
    

Menos lobos, Caperucitas Rojas, que en esta cesta de la abuelita habéis mangoneado de buena manera.

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