La nueva lucha de clases en España: caseros contra inquilinos

La nueva lucha de clases en España: caseros contra inquilinos
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Karl Marx definió como el motor del progreso social la lucha de clases entre los dueños de los modos de producción y el proletariado. Aunque el concepto de lucha de clases es anterior, fue Marx el que lo puso de moda durante los siglos XIX y XX.

Sin embargo estamos viendo un nuevo fenómeno social, una diferenciación de clases sociales que no tiene tanto que ver con el trabajo y los medios de producción sino en la propiedad de la vivienda. Estamos ante un nuevo paradigma: propietarios frente a rentistas; el que alquila y el casero.

Los propietarios acaparan cada vez más vivienda

En los últimos años hemos visto una tendencia clara: la riqueza se concentra en cada vez menos personas. Y esto, que es un fenómeno global, el incremento de la desigualdad, es especialmente acuciante en España desde la crisis de 2007/8.

Lo que vemos es un cambio significativo en la estructura de la propiedad. Si en 2002 los hogares que no tenían una vivienda en propiedad eran el 14% y los hogares que tenían una vivienda en propiedad eran el 56%, en cambio en 2017 estos porcentajes eran el 18% y el 39%. En cambio los hogares con más de una vivienda en propiedad han pasado en dicho mismo periodo del 30% al 43%.

Es decir, los hogares que no tienen propiedades han aumentado. Los que tienen una vivienda en propiedad (normalmente la vivienda habitual) han disminuido, y los hogares multipropietarios han aumentado significativamente.

La renta está relacionada con las propiedades

Y por supuesto esto es una brecha de renta. Mientra que los hogares con caseros tienen una renta media de unos 46.000 euros al año, los inquilinos de unos 22.000 euros. La media en España está en 30.000 euros por hogar.

Esto implica que España se está partiendo en dos. Una clase acomodada que es casera y una precaria que es inquilina. Ambas en aumento. Y en medio tenemos a la clase media con una vivienda en propiedad, pero que está disminuyendo.

Es cierto que no todos los multipropietarios son de clase alta. Estamos hablando de gente que sigue teniendo su segunda propiedad de vacaciones, muchas veces muy modesta en el pueblo donde nacieron sus antepasados antes de mudarse a la ciudad. En ese caso la propiedad es modesta, apenas tiene valor y no se alquila. Este caso puede distorsionar la imagen, pero los datos son claros: los multipropietarios tienen rentas más altas, incluso si se elimina de la ecuación los ingresos por los alquileres.

La lucha de clases del siglo XXI ya no es tanto entre proletarios y dueños de los medios de producción, ya que existe una clase acomodada que no es empresaria. La lucha de clases de esta época es entre caseros e inquilinos.

Soluciones a esta lucha de clases

La lucha de clases Marxista se solucionó cuando los proletarios lograron aumentar su poder adquisitivo. La lucha de clases actual se solucionará cuando los inquilinos tengan una renta más alta, sin duda. Cuando esta brecha propiedad/no propiedad no sea importante.

Algunos seguro que proponen prohibir la multiproiedad o quitarles una parte significativa de sus ingresos. Una solución más sencilla, que no implique un enfrentamiento que normalmente no lleva a nada bueno, es aumentar "el pastel".

Igual que las sociedades donde la lucha de clases marxista ya no tiene sentido son aquellas que han vivido un crecimiento económico brutal desde el siglo XIX que implica que hay suficiente riqueza para todos, esta es la clave en la España actual.

Se necesita, por un lado, volver a crecer económicamente. El PIB per cápita lleva estancado 15 años. Si la riqueza se estanca y la discusión pasa a ser el reparto de la misma, va a haber una lucha, sin duda. Si "el pastel" crece, puede haber para todos. Llevamos 15 años sin lograr que la economía crezca a un ritmo suficiente. Y esto no tiene que ver con la vivienda sino con la productividad, la facilidad para hacer negocios y que España sea un sitio ideal para la inversión.

Por otro lado tenemos un problema que es la vivienda. Pero es un problema localizado en sitios muy concretos: las ciudades más pujantes. Hay que construir más en dichos sitios. Mucho más.

Se está hablando últimamente del gran boom de construcción en Madrid, con 150.000 viviendas nuevas en los próximos tres años. Sin embargo desde 2017 la población en la Comunidad de Madrid ha aumentado en casi 300.000 personas. Este "gran boom" solo sirve para absorber este crecimiento. Que no para. Y esto es igual en otras ciudades pujantes de España.

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