Así beneficia al Gobierno el cambio de metodología del INE con el IPC

Así beneficia al Gobierno el cambio de metodología del INE con el IPC
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El Instituto Nacional de Estadísticas (INE) ha vivido una época convulsa en su última etapa. Así, en 2021 y 2022 recibió duras críticas por no incluir entre sus datos la evolución de los precios de gas y electricidad de mercado libre y que si pagaban los ciudadanos, y únicamente hacer registro de lo que correspondía al mercado regulado.

Ante esto, el INE siempre aseguró que su intención era de incluirlo pero alegaba a que no contaba con los datos necesarios para ello. Ahora, un año después, el organismo Nacional de Estadísticas pone en marcha un cambio radical en la medición de la evolución de electricidad y gas. Con ello pretende calcular la inflación de ambos productos y ajustar mejor los datos al consumo real de los consumidores.

La evolución en el INE

Estos cambios ejecutados por el INE estaban previstos para principios del 2022, cuando se registraron cambios en la cesta de la compra y afectaba a la evolución de los precios de los ciudadanos. Sin embargo, es ahora cuando al fin ha visto la luz el nuevo plan y han sido incorporados por primera vez en el IPC de este mes.

Para realizar el registro, el INE reclamaba la información sobre el precio de cada tipo de contrato individual y el número de contratos de cada tipo. Las negociaciones con las compañías eléctricas han ralentizado el proceso y es ahora cuando están recibiendo los datos necesarios.

El IPC como herramienta

Desde enero el organismo de estadísticas nacional ha comenzado a aplicar un cambio en la base cálculo del índice de precios de consumo (IPC) para así dejar de medir únicamente la evolución de las tarifas reguladas de electricidad y gas, e incluir también las de mercado libre.

El IPC es una herramienta muy empleada por el gobierno, y es que gracias a su cálculo se puede medir la evolución de los precios y servicios adquiridos regularmente por los consumidores. De esta forma, es posible detectar si los productos que adquirimos en nuestro día a día han subido o no respecto a los datos del año anterior.

¿Cómo se calcula el IPC?

Para poder calcularlo son necesarios dos elementos, los datos de consumo que una familia tiene de bienes y servicios necesarios, conocidos como la cesta de la compra, del año anterior y del año en vigor.

El INE trabaja con dos elementos, por un lado la visita a 29.000 establecimientos aproximadamente, y por otro con una cesta de 479 productos que representa el consumo de los hogares españoles. Estos productos se dividen a su vez en 12 grupos a los que da mayor o menor importancia según el porcentaje de renta que se destine a su compra.

Los precios son recogidos en 177 municipios, entre los que están las 52 capitales de provincia y 125 municipios no capitales de los que 31 tienen menos de 50.000 habitantes. En 97 de estos municipios se recogen precios de la cesta al completo, en 44 de productos de alimentación y en 36 la mitad de los artículos de la cesta.

Obtenidos todos los datos, para su cálculo el INE emplea una fórmula matemática conocida como Laspeyres encadenado. Dicha fórmula consiste en multiplicar los nuevos precios por las cantidades consumidas del presente año, la misma cuenta pero con los datos del año anterior, y ambos resultados dividirlos entre ellos.

Evolución del IPC y sus consecuencias

Si analizamos los datos ofrecidos por el INE y observamos los últimos 10 años del IPC en España, vemos como la tasa de variación anual se mantenía a nivel hasta 2016 (0,3% en 2013, -1% en 2014, 0% en 2015 y 1,6% en 2016) y como desde ese momento la escalada ha sido patente, llegando al 1,1% en 2017 y 1,2% en 2018. Tras un leve receso en 2020 (-0,5%), a partir de 2021 la subida ha sido muy evidente situándose en cifras del 6,5% en 2021 y de 5,7% en 2022.

Las consecuencias de los datos ofrecidos son muy patentes para los consumidores. Se producen pérdidas del poder adquisitivo, y es que si los precios aumentan pero los salarios no, podremos acceder a menos bienes y servicios. Igualmente se devalúan los ahorros al no generar intereses, con la subida de los tipos de interés las hipotecas aumentarán, menos oportunidades laborales ya que las empresas deben reducir costes ante la subida de la inflación y también disminuirá la adquisición de productos no esenciales. En definitiva, menos ingresos, más gastos y menos poder adquisitivo.

Como se presenta el 2023

La evolución del 2023 está en manos del precio del gas, aunque si la tendencia actual se mantiene, la inflación será más elevada de lo previsto. Los datos de ahora no son comparables con los registrados anteriormente, por lo que los economistas advierten que no se pueden comparar, lo que producirá una distorsión.

Ante tal incompatibilidad, los investigadores piden al INE que divulguen también los datos de cómo quedaría la inflación si no se hubieran hecho cambios, para así poder seguir realizando la comparativa y calcular la inflación en un valor real.

Por su parte, desde el INE defienden que el cambio metodológico ha sido respaldado por la agencia de estadísticas comunitaria Eurostat. Admiten haber sopesado si el cambio era de suficiente importancia como para ofrecer estos datos por partida doble, y descartan publicar el dato que se habría obtenido antes del cambio de metodología.

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