
¿Es el ansiado momento de la jubilación cada vez más una auténtica quimera? Mientras muchos trabajadores miran con ilusión la posibilidad de retirarse a una edad razonable para disfrutar del resto de su vida, nuevos estudios advierten que las generaciones más jóvenes podrían tener que esperar más allá de los 70 años para hacerlo sin que su pensión se vea significativamente reducida.
La perspectiva de tener que permanecer en el mercado laboral hasta los 71 años empieza a hacerse presente como una realidad plausible para quienes no logren acumular suficientes años de cotización.
Los expertos señalan que los cambios en la estructura del empleo, con carreras laborales más cortas y salarios iniciales más bajos, están dificultando que los jóvenes puedan sumar los años de cotización necesarios para asegurar una pensión suficiente.
Esta situación ya ha empezado a evidenciarse y refleja una transformación demográfica y económica profunda, similar a la que otros países europeos han enfrentado con reformas estructurales.
El desafío de alcanzar los años cotizados
En el caso español, la edad legal de jubilación ha ido aumentando progresivamente para ajustarse al envejecimiento de la población.
Sin embargo, un informe reciente del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas y la Fundación BBVA ha revelado que los jóvenes de hoy, si solo logran cotizar 30 años, necesitarán retrasar su retiro hasta los 71 años para mantener una pensión cercana a su último salario.
Quienes consigan acumular 35 años cotizados podrían jubilarse a los 68, y solo aquellos con 40 años de contribuciones podrán hacerlo a los 65 sin ver mermados sus ingresos.
El mismo estudio ha advertido que este retraso en la edad de jubilación no es una mera previsión hipotética, sino la consecuencia directa de un mercado laboral que ha castigado especialmente a los menores de 30.
En 2024, la tasa de ocupación en ese rango de edad ha sido un 15% inferior a la registrada en 2007, lo que confirma la precariedad y dificultad de acceder a un empleo estable en los primeros años de vida activa.
Las reformas y su impacto
Las reformas en el sistema de pensiones que ya han sido aprobadas tampoco han facilitado las cosas para los trabajadores más jóvenes. Se ha incrementado la edad ordinaria de jubilación a los 67 años para quienes no superen los 38,5 años de cotización a partir de 2027 y se ha ampliado a 37 años el tiempo necesario para cobrar el 100% de la base reguladora.
Además, se prevé que en 2044 se tomen en cuenta los mejores 27 años de cotización de los últimos 29 para calcular la pensión, lo que introduce aún más presión sobre las carreras laborales cortas.
El estudio también ha analizado posibles reformas adicionales, como elevar el cómputo hasta los últimos 35 años, exigir 40 años de cotización para el 100% de la base o vincular las pensiones iniciales a la esperanza de vida.
En ese escenario, quienes no alcancen los 30 años cotizados podrían ver reducida su pensión a poco más de la mitad de su último salario, generando un grave problema de suficiencia para mantener un nivel de vida digno.
El espejo danés, ¿al que mirarse?
El caso español no es único en Europa. Dinamarca ha aprobado recientemente una reforma que eleva la edad de jubilación progresivamente hasta los 70 años para las personas nacidas a partir de 1971, con la previsión de llegar a los 73 o 74 en las próximas décadas.
Esta medida ha sido adoptada con el argumento de mantener la sostenibilidad del sistema de pensiones en línea con el aumento de la esperanza de vida.
La primera ministra danesa ha defendido que este ajuste gradual permite garantizar las finanzas públicas sin comprometer la dignidad de los ciudadanos mayores, aunque sindicatos y organizaciones sociales han manifestado su preocupación por el impacto que tendrá en la calidad de vida de los trabajadores.
La medida ha sido respaldada por la mayoría del Parlamento, pero también ha generado protestas en las calles.
La necesidad de ahorro privado
En el caso español, los expertos han coincidido en que la única forma de evitar prolongar la vida laboral hasta los 71 años será acumular un ahorro suficiente a lo largo de la carrera profesional, a través de planes de pensiones privados u otras formas de patrimonio.
De no ser así, la combinación de reformas legales y trayectorias laborales intermitentes obligará a prolongar la actividad laboral para mantener una pensión adecuada.
Una cosa está clara: los jóvenes están hoy más expuestos a la inestabilidad del ciclo económico y a empleos de peor calidad, lo que limita sus ingresos y su capacidad de ahorro.
Esto hace aún más urgente plantear medidas que mejoren la inserción laboral temprana y reduzcan la precariedad en las primeras etapas de la carrera profesional.