Hoy se ha vivido un verdadero baño de sangre que demuestra que España está en la espiral de la muerte y muy lejos de aliviar las tensiones. En otro viernes negro, el Ibex35 se deslizó un -5,82 por ciento mientras el costo de la deuda española escaló al 7,27% como muestra la instantánea de Bloomberg. La crisis ha entrado en erupción y el temblor sistémico ha sacudido a toda Europa, como indica El Economista. Ni siquiera el Dow Jones ha escapado cerrando con un descenso de -0,93%. ¿Sobrevivirá el Titanic de la Unión Monetaria Europea y todo el transatlántico del corrupto sistema financiero? Todo indica que el fin se acerca más pronto de lo previsto.
La banca española se enfrenta a su colapso y los denodados esfuerzos de los gobiernos por mantenerla a flote están pasando factura a todo el país. Como señalamos en mayo, España se acerca a la exclusión financiera y las mezquindades de sus vecinos también pasan factura. Y aunque el gobierno diga lo contrario, España se ha entregado al control supranacional de la UE.
El colapso español ha sido potenciado por las propias mezquinades europeas, que han acelerado la fuga de capitales desde la periferia al núcleo, en un verdadero ataque de pánico que ha debilitado al sur para fortalecer engañosamente al norte europeo. Y es engañoso porque hasta la propia Alemania será arrastrada en la debacle como muestran sus débiles cifras de producción industrial.
Pese a negarse durante tres años, la situación española es tan frágil como lo era la de Grecia cuando comenzaron las tensiones, y los burócratas de la UE, acompañados por los del FMI y los del Banco Central Europeo, no hicieron nada para aliviar las tensiones y sólo crearon un entorno más conflictivo donde imperaron los egoísmos y la avaricia, marcando la tónica que caracteriza al sistema financiero.
Por otra parte, se encargaron de negar por el mayor tiempo que les fue posible (con la complicidad de la ignorancia masiva), el poder de los especuladores para acorralar a los gobiernos y las instituciones. En estos tres años, la situación en Grecia, Italia, Portugal, España e Irlanda, solo ha empeorado y estos países se encuentran al borde de la desintegración total, ahora con la torpe y total complicidad de Christine Lagarde, que si bien no se le puede exigir un conocimiento profundo de economía (es abogado), sí debería tener conocimientos de historia económica. Tarde o temprano el FMI deberá reformular un sistema estable de divisas, pero esto escapa a las capacidades de Mme Lagardé.
Los hechos están demostrando que no habrá ningún lugar que sobreviva intacto a la gran tormenta financiera en curso, y que las magnitudes de este colapso serán aplastantes. El sistema no podrá mantenerse a flote por más tiempo y el momento de esa verdad largamente ocultada y manipulada se acerca de manera inevitable. Esto significa que, en esencia, el sistema financiero, en su forma actual, está en el proceso de una degeneración sin vuelta atrás. Esta es una situación nueva en la historia, pero más vale enfrentarla de una vez que seguir amparándola y enriqueciendo a ese 1% de la población mundial a costa del sufrimiento y sacrificio del 99 por ciento “restante”.
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