El mercado de la vivienda en España sigue enfrentándose a obstáculos cada vez más difíciles de superar. La falta de oferta asequible se ha unido a un problema prácticamente endémico del propio sector de la construcción: la escasez de trabajadores cualificados.
O lo que es lo mismo apenas hay obra nueva, pero incluso para la poca que hay faltan trabajadores profesionales más allá de aquellos que deciden optar por la construcción como una opción laboral más, sin que este sea su verdadero oficio.
Esta problemática esconde, además, un dato bastante revelador. Según BBVA Research, en España más del 65% de los albañiles cuentan con más de 45 años. En un trabajo tan arduo y pesado como este, el envejecimiento es notorio y encima, poca gente quiere trabajar en él pese a la subida de los salarios.
Pocos gremios se salvan: faltan fontaneros, peones, pintores… y los que hay van acercándose a la cincuentena. El relevo generacional no llega, los jóvenes no ven atractivo dedicarse a estos trabajos y, por ende, la construcción amenaza con volverse (aún más) un problema para las administraciones y la sociedad en su conjunto.
Un sector envejecido y sin relevo generacional
La Encuesta de Población Activa (EPA) pone sobre la mesa otro dato: Y es que solo el 13% de los albañiles tiene menos de 30 años. Esta cifra es aún más impactante si se analiza su evolución desde 2007, cuando representaban más del 30%.
Mientras que, por otro lado, los trabajadores mayores de 45 años han crecido hasta aglutinar casi dos tercios del total de este gremio.
Y más datos de BBVA Research. En el caso de los peones, ya la mitad tiene también más de 45 años. A la que se acerca la media de los pintores, electricistas y fontaneros. Una situación que ya se deja sentir en la productividad y la capacidad de respuesta ante la alta demanda del sector inmobiliario.
La edad media de los ocupados en construcción está en máximos históricos, 45,1 años. Una edad que ha subido casi medio año por año, desde hace casi dos décadas.
Muchas vacantes sin cubrir y crecimiento de la demanda
El volumen de puestos sin cubrir se ha disparado en los últimos años. De hecho, es la construcción, el sector con mayor acumulación de vacantes en España.
Desde 2017, éstas han crecido más de un 350%, muy por encima de otros sectores como la industria o servicios, situándose en 2024 cerca del 0,6% de los ocupados, según datos del INE.
A pesar de los proyectos vinculados al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, y la patente necesidad de nuevas promociones residenciales, muchas constructoras se ven obligadas a ralentizar o incluso paralizar obras por falta de personal. De hecho, hay obras completamente detenidas por que no hay trabajadores disponibles.
La Confederación Nacional de la Construcción estima que es preciso cubrir alrededor de 700.000 nuevos trabajadores para hacer frente a los retos actuales y futuros.
Una cifra que incluye tanto personal cualificado como operarios generales, y que responde tanto al aumento de proyectos públicos como privados. Una enorme masa de empleos que reducirían sobremanera la tasa de desempleo actual en España, la más alta de la UE.
La inmigración se consolida como la solución urgente
Ante esta situación, el papel de la población inmigrante es crucial para el sector. De hecho, el año pasado el 39,8% de los albañiles y el 49,4% de los peones ya eran de nacionalidad extranjera. Y lo que es también importante: al contrario que ocurre con los trabajadores españoles, tienen menos edad.
Desde 2022, el 40% de los nuevos trabajadores en el sistema productivo español son inmigrantes, según datos de Funcas. Muchas veces ocupando puestos de trabajo que los españoles no quieren realizar.
Para solventar su problema, el propio sector ha solicitado un plan concreto para regularizar a inmigrantes en situación de arraigo y ofrecerles de esta manera formación cualificada. La patronal defiende esta medida, argumentado que ayudaría a combatir la economía sumergida, aún muy presente en la construcción.
De nuevo, la formación es la clave
El “estigma” asociado al trabajo manual aleja a las nuevas generaciones del sector. Por lo que el propio sector ha reclamado en varias ocasiones un plan integral que fomente la formación profesional de los jóvenes a la construcción. Pero que también se modernice su propia imagen y sea más atractiva para los más jóvenes, incluido las mujeres.
La población necesita viviendas. La construcción necesita trabajadores cualificados. Y las empresas, necesitan poder llevar a cabo proyectos con garantías.
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