La Navidad también llega a China (ver vídeo), a pesar de ser un país en el que la religión católica es residual (sólo un 1,8% está bautizado) pero que se han quedado con la parte consumista del asunto y potencian la Navidad como un vehículo más de marketing y símbolo a copiar de occidente que una verdadera festividad religiosa.
Comentaba en Twitter Alberto Artero que debíamos volver al origen de la Navidad a su aspecto básico y dejar aparcado el aspecto consumista de esta festividad religiosa. En la mayoría de sitios podemos palpar la desnaturalización real de estas fiestas. Curiosamente, en Nochebuena, la inmensa mayoría de familias se sientan a la mesa a ¿celebrar la Navidad?, cuando realmente se deberían sentar a la mesa para celebrar el triunfo de los excesos del consumo sobre todas las cosas.
Estos perfiles no celebran la Navidad, dado que en pocos sitios se recuerda el origen, situado en la celebración del nacimiento de Jesús. La mayoría celebran el éxito del capitalismo, del consumo, de los excesos y del gasto descontrolado justificado en la reunión familiar en la mayoría de las situaciones antireligiosas.
Las casas se llegan de regalos porque viene Papa Noel, los niños se inundan con todo tipo de juguetes y entretenimientos en el que se alinean la hipocresía de nuestras acciones a la par de las críticas al comportamiento consumista y capitalista.
En este mismo blog, muchos claman en contra del capitalismo, del consumo excesivo, de los riesgos de vivir a crédito y por encima de nuestros posibles. Me come la curiosidad por saber el comportamiento consumista de todos aquellos que propugnan estas diatribas anticapitalistas y no son católicos. En el fondo China está haciendo lo mismo que hace el resto del mundo, celebra cualquier cosa menos la verdadera esencia de la Navidad.
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