¡Que viene la recesión! ¡Todos a cubierto! Así suenan los augurios de expertos, gurús, consultores, inversores, políticos varios, organismos internacionales...la recesión está a la vuelta de la esquina. Todo apunta a ello.
La inflación que no baja ha dado lugar a una subida de los tipos de interés mundial, lo que parece que va seguido de la recesión en el timming económico, pero, ¿tiene que ser así por narices?
Es decir, ¿hay una base objetiva, cierta y comprobable que indique que irreversiblemente nos encaminamos hacia una recesión? Vamos a intentar descubrirlo.
Una recesión "suave"
España creció en 2021 un 5.1%, un buen dato a tenor del nefasto 2020 con su pandemia inesperada, aunque se esperaba más. Se preveía que 2022 fuera mucho mejor, ya que se notaría mucho más la recuperación de la pandemia. Pero va a ser que no...
Ya saben lo que ha pasado: la inflación, la guerra en Ucrania, el aumento de gasto... se han juntado una serie de factores que han puesto todo patas arriba, han disparado el coste de la vida y han hecho que la economía vuelva a resentirse cuando no se había recuperado del todo. Y los tambores de recesión cada vez suenan más cerca.
La ministra Calviño descarta la recesión en España "porque todos los organismos prevén un crecimiento de la economía española por encima del 4%". El problema es que no paran de recortar esos pronósticos. El último el Banco de España, del 4,5% al 4,1% actual. La misma cifra que la OCDE. El pasado año se esperaba un crecimiento del entorno del 7%.
Las cosas como son: en el primer trimestre solo crecimos el 0,3% del PIB, cuando en los trimestres anteriores el crecimiento fue del 2%. Teniendo en cuenta que tenemos más inflación ahora que a inicios de año, ¿seremos capaces de sortear la recesión?
¿Cuál es el problema? Que dependemos demasiado del consumo, y es precisamente lo que está fallando. Según el prestigioso panel de Funcas de mayo, el consumo crecerá un 25% menos de lo previsto este año, una cuarta parte menos. Casi nada. Esto puede restar al PIB un 1,1%.
Esto está teniendo su reflejo en la campaña de verano. El 43% de los españoles está cancelando o modificando sus vacaciones por la inflación, un fuerte mazazo, pues este verano es el primero sin restricciones y se esperaba un boom total del turismo.
Así, el PMI del sector servicios de junio ya ha sufrido un descenso frente al mes anterior, y será clave su evolución para ver qué pasa a final de año.
Pero hay otros datos que nos invitan a ver todo con perspectiva y no entrar en modo histérico negativo. Por ejemplo, el paro. En junio se crearon 116.000 nuevos empleos, el mejor junio de la serie histórica. Además se firmaron más de 700.000 contratos indefinidos. Buenas noticias.
Además, el déficit público se redujo al 0,3% del PIB en el primer trimestre gracias al aumento de ingresos. Porque esa es otra, el Estado se está forrando con el alza de la gasolina y demás suministros. Por lo tanto, no hay mal que por bien no venga.
En cualquier caso, es más que posible que tengamos recesión a final de año. Aunque todo parece indicar que será "suave" es motivo suficiente para estar preocupados, sobre todo si la situación no remonta el año que viene.