La okupación es un derecho

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Fue de casualidad. Estaba a punto de irme a la cama cuando Mercedes Milá exponía el sumario de su “Diario de…” de aquella anoche. Los animalistas, los traficantes de botox y el de la zambomba no llamaron mi atención. Ahora bien, fue ver una muestra del emprendimiento patrio, de la potencialidad de un nuevo modelo de negocio, del embrión quizás de toda una serie de franquicias, y quedarme pegado al televisor. ¿Cómo resistirse a un caso de escuela de negocios como la agencia inmobiliaria okupa?

En pleno Vallecas, un colectivo con iniciativa ha revitalizado el negocio inmobiliario. Se dedican a okupar pisos o hacerse con ellos de patá (término que probablemente se deriva de la aspiración de la ultima silaba de la palabra patada), expresiones de gestión empresarial a las que nos habremos de acostumbrar. Pues bien, estos jóvenes han conseguido la perfección dialéctica. Frente al viejo grito de contra la especulación, okupación, ellos van más alla y lo superan: de la okupación a la especulación.

Así que se dedican a revender este nuevo derecho inmobiliario, un derecho de ocupación, por cantidades que oscilan entre entre los 1000 y los 2000 euros, aprovechando las ventajas de una operativa con un fuerte apalancamiento financiero (del 100% y con condonación posterior). Sin duda sus margenes son de lo más interesantes, combinándose con una rentabilidad financiero fiscal que ni las obligaciones de Audasa.

A pesar de lo goloso del negocio no se acomodan. Quieren ser más útiles aún: desarrollan la venta cruzada de electrodomésticos, te ofrecen reformas, te facilitan el acceso a los suministros básicos, por no hablar del asesoramiento jurídico integral que te prestan.

Este último se apoya en un marco legal y administrativo, el nuestro, sumamente respetuoso con este tipo de iniciativas sociales y que buscan superar el rancio capitalismo clasista y terruñero:

  • En la vertiente legal la protección a la situación posesoria, el garantismo legal y judicial de las situaciones establecidas, el desprecio a los derechos del titular legal y la ausencia de protección penal del quebrantamiento de su patrimonio (algo-habrá-hecho-para-tenerlo), etc. Independientemente del color político gobernante esta tradición se mantiene, ahí tenemos el caso del mercado del alquiler inmobiliario.
  • En la administrativa contamos con la sensibilidad social de nuestras autoridades frente a las demandas populares, permitiendo que estos nuevos derechos se desarrollen, impidiendo que la falta de atención a estas justas reclamaciones deriven en problemas de orden público. España será un Estado Social o no será. Es más, me consta que, ante los rumores sobre la creación de un grupo llamado DPY, Derecho a la Propiedad Ya, formado por casposos propietarios, la Administración se emplearía con contundencia.

Vía | Diario de
En El Blog Salmón | Acerca de la seguridad jurídica y los inversores inmobiliarios [por IC], Propiedad privada y ocupaciones ilegales

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