El ilustre escritor luso José Saramago, fallecido el día 18 del pasado mes de junio, está envuelto en un culebrón con la hacienda española, muy a pesar de su muerte, por no satisfacer sus impuestos en nuestro país teniendo, presuntamente, la residencia fiscal española. Su abogado, Andrés Sánchez ha recurrido estas acusaciones afirmando:
José Saramago siempre ha pagado sus impuestos en Portugal.
Argumento que tanto su familia como su ‘defensa’ aseguran estar tratando de justificar, de no ser así, su viuda Pilar del Río sería la obligada tributaria de abonar la deuda, de aproximadamente 700.000 euros, a las arcas españolas.
A pesar de que la agencia tributaria española afirma que la residencia fiscal del difunto escritor está en España, sus allegados aseguran lo contrario, que este la tenía en Portugal. En una situación en la que la palabras de unos, intentan tirar por tierra las acusaciones del otro.
Lo que en palabras del mismo abogado:
La Agencia Tributaria inspeccionó a Saramago y cuestionó esta postura en base a los vínculos que podía tener con España, y con Lanzarote en particular. José se ha pasado la vida viajando y escribiendo donde le ha tocado.
La determinación de la residencia fiscal es un asunto complicado, e inciertas sus consecuencias al determinarse, máxime cuando intervienen autoridades fiscales de dos países, aunque vecinos, diferentes.
En mi opinión, este tipo de ‘embrollos’ se producen y se seguirán produciendo, porque aunque en la Unión Europea se ha conseguido la integración económica, aún nos queda mucho por conseguir en el terreno fiscal, en el cada país barre de su puerta para dentro olvidando ciertas actitudes en pro de la integración y de la consecución de politicas fiscales comunes, con el objetivo de seguir avanzando en este largo proceso de integración regional.
Vía | El Mundo
En El Blog Salmón | Hacienda no somos todos
Imagen | oneras