El día 10 de este mes se celebró una consulta a los vecinos de Rasquera para consultarles acerca de la propuesta de ABCDA. Este colectivo de más de 5.000 personas pagaría hasta 1,3 millones de euros en dos años por el alquiler de un terreno para producir marihuana para su autoconsumo. Un 57% se ha manifestado a favor. Más de uno se preguntará si esto es legal y en que consisten estos clubes de cannabis.
Se constituyen como asociaciones de consumidores, en las que se cultiva esta planta para el autoconsumo lúdico o terapéutico. En última instancia, aspiran a la regulación y absoluta legalización de este tipo de iniciativas como alternativa al mercado negro. A nivel nacional existe la FAC, Federación de Asociaciones Cannabicas.
Si bien es cierto que el autoconsumo en España está despenalizado, también lo es que administrativamente el asunto no está tan claro. Si a eso le sumamos que continuamente existen acciones judiciales contra dicho clubes, que la policía precinta una y otra vez asociaciones que han pasado por distintos procesos, ya penales ya administrativos, de los que han ido saliendo sin mayores problemas, está claro que la seguridad jurídica a la que aspiran los promotores de estas iniciativas está muy lejos de alcanzarse.
Aunque la FAC huye del modelo clásico holandés, de la posibilidad de hacer negocio con la producción y distribución del cannabis, lo cierto es que el caramelo con el que ABCDA le ha entrado a Rasquera es claramente económico. Es más, una vez abierta la puerta a este tipo de organizaciones, veo sumamente complicado el que, de un modo más o menos indirecto, no se desarrolle toda una industria con ánimo de lucro (como no puede ser menos) alrededor de las mismas, a las que subcontraten buena parte de sus actividades.
Uno está a favor de la liberalización sin más, sin tener que pasar por esta suerte de pasaportes ideológicos de nosotrosnohacemosdineroconesto. Me cuesta entender como el Estado es uno de los principales beneficiarios de la producción y distribución de drogas como el alcohol o el tabaco, y sin embargo cierra los ojos ante estas realidades y saca el Código Penal a pasear (no hay nada como gobernar a presuntos culpables). Con lo bonito que se lo puso Remo en su día. Afortundamente, parece que algo se mueve en el País Vasco.
Vía | Cadena SER
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