El pasado jueves día 15 de octubre la Gran Vía madrileña vivió el mayor acontecimiento de los últimos años. Ni una de las presentaciones cinematográficas de antaño (cuando los cines eran los dueños de la calle, no las tiendas) acapararon tanta expectación como la que ha tenido –y sigue teniendo- la apertura de Primark, que ha ocasionado que los antidisturbios hayan tenido que apostarse en la entrada para regular el acceso al megalocal de la enseña irlandesa.
Ayer domingo seguía habiendo colas que daban la vuelta al edificio para entrar en el esplendoroso Primark de Gran Vía, una apertura que lleva gestándose desde el año 2010 y que se ha ubicado nada menos que en un edificio de Amancio Ortega, así que el dueño de Inditex también se va a llevar una porción del suculento pastel que los irlandeses están cocinando en sus fogones.
El estreno de Primark ha sido un éxito al que no se le puede poner ningún pero. Formar colas en la zona más comercial de la capital española durante cuatro días seguidos es un hito que hay que reconocerle, no obstante, debemos admitir que, más allá de la espectacularidad de la tienda y de los productos que vende la firma irlandesa, esto se debe a algo que los españoles compartimos con pocos de nuestros vecinos europeos: nuestra tendencia irrevocable a la exageración.
Porque en España somos exagerados para todo, para lo bueno y para lo malo. Y si abren Primark –una cadena que se conoce por ofrecer una moda urbana extra low cost-, vamos todos, y a la vez. Y lo vivimos como si fuesen las últimas compras de nuestra vida, como si Primark solo fuese a estar unos días en la ciudad o las existencias se fueran a agotar en un tiempo determinado. Además, si la tienda es gigantesca, mejor, más podremos comprar o simplemente tocar.
Y claro, en la cúpula de la compañía han tardado poco en sacar conclusiones de esta explosión comercial de Gran Vía. Unas conclusiones que les van a servir para dar un giro a su estrategia de crecimiento en España.
Cuanto más grande, mejor
El consejero delegado de Primark, Paul Marchant, ya ha tomado nota de lo que está ocurriendo en Gran Vía y tiene clara cuál debe ser la estrategia a seguir por la firma en España: aumentar el tamaño de las tiendas.
Aunque las aperturas que hay en marcha no se van a frenar, la cúpula de la compañía sí ha tomado la determinación de agrandar las que ya tiene operativas, a la vista de que las macrotiendas garantizan el éxito.
El directivo ya ha declarado que seguirán abriendo nuevas tiendas en España, pero ha adelantado que aumentará las 41 ya existentes, habida cuenta de que nos volvemos locos por el tamaño... Así, la superficie media de sus comercios pasará de los 3.500 metros cuadrados a los 5.300.
La marca llevará la exitosa fórmula de macrotienda a pie de calle a Barcelona y Bilbao próximamente, por lo que la locura colectiva que ya hemos visto en Madrid puede extenderse próximamente al resto de España. Prepárense, la ‘primarkmanía’ no ha hecho más que empezar.