Este mes de agosto va a ser una mina en reformas de calado. Luís de Guindos ya ha puesto fecha a la creación final del Banco Malo, concretamente para el 24 de agosto; entidad financiera que nacerá en simultáneo con una regulación específica para las inversiones en productos financieros como las participaciones preferentes.
Como en todas las reformas que se están poniendo en marcha, para la creación del banco malo no se sabe absolutamente nada; no se sabe si se va a crear una mega-inmobiliaria, no se sabe qué activos van a ser traspasados y lo más peligroso todavía; no se sabe el coste que va a tener esta operación financiera de rescate para las arcas públicas. En el horizonte tenemos que este banco malo nos puede costar desde 20.000 millones de euros a más de 200.000 millones y no se puede aprobar este engendro financiero sin contar con la opinión pública.
IC ya nos ha advertido esta mañana que vamos tarde para liquidar las entidades financieras ruinosas, aquellas que ya han succionado recursos públicos de las arcas públicas hasta el punto de poner el FROB en quiebra técnica y requerir de manera urgente una inyección de capital público superior a los 10.000 millones de euros.
Ahora, manejando sólo los informes de las auditoras de esta primavera, estamos hablando de más de 60.000 millones de euros en una entidad que va a gestionar toda la basura inmobiliaria y crediticia acumulada en los balances. Como contrapartida, la promesa de venta futura de los activos y la captación de beneficios en cuanto todo esto esté saneado.
Basta ya de cuentos de la lechera; no se debe inyectar un solo euro más de dinero público al sector financiero si no se cuenta con luz y taquígrafos para la operación y no tenemos un acuerdo de consenso de este rescate. El desaguisado de la burbuja inmobiliaria es importante, pero nosotros y las próximas cinco generaciones no tienen porqué cargar sobre sus hombros con el mayor error económico en la gestión de una economía avanzada, que es ni más ni menos que la creación de este banco malo con dinero público.
En El Blog Salmón | El banco malo encima de la mesa ¿o no?