Casi todos decimos que no nos gusta tener que sufrir la política o participar en ella dentro de la empresa. Incluso cuando no gusta, muchos participan en ella ya que, si trabajas en una empresa altamente política, la alternativa es perder en esa guerra. Los que se niegan a participar suelen perder, en ascensos, en sueldos y en recursos, etc.
Muchos jefes dicen que no les gusta la política en sus empresas pero encuentran un ambiente política que dicen que existe fuera de su control. Incluso jefes que no son nada políticos protestan que tienen demasiada política en sus empresas. Puede que esta actitud venga de anteriores jefes pero incluso los jefes menos políticos pueden fomentar ese ambiente en sus empresas muchos sin saber que están fomentando la actitud que dicen que menos les gusta.
El artículo vinculado nos da un ejemplo de una forma de fomentar la política dentro de la empresa por el jefe descuidando las normas, que me pareció interesante y que se ve mucho.
El ejemplo es cuando un trabajador habla con su jefe para pedir un aumento de sueldo, argumentando que su precio en el mercado es más alto, muchos incluso entran con una oferta de trabajo en mano, con un sueldo más alto.
Si el jefe ve los méritos del caso, lo puede analizar y concluir que quiere aumentar el sueldo de ese trabajador. Esa decisión fomentará la política dentro de la empresa y nos dan tres consecuencias problemáticas que esta situación creará, que son las siguientes:
- Los otros más agresivos o más políticos del grupo iniciarán su personal campaña a favor de un aumento de sueldo para ellos.
- Los profesionales que son menos agresivos o menos políticos, aunque no por eso menos efectivos, se verán perjudicados o marginados con esta actividad, creando negatividad y descontento.
- La lección para tu gente es que la agresividad y la política funciona con este jefe y, si no la practicas, eres el más tonto.
Todo esto en un contexto que no tiene nada que ver con el rendimiento de cada trabajador o con su valía e, incluso, fomenta el desencanto entre los buenos y los que no quieren o no pueden jugar a la política en la empresa, y trabajando con un jefe que dice que no le gusta la política e, incluso, que no la practica.
Los jefes que quieren evitar este tipo de situación tienen que tener muy claro quiénes son sus trabajadores, su validez, su rendimiento y cuánto debería pagarles, en el contexto de su valor de mercado. Saberlo y efectuarlo, es decir, subir sus sueldos sin esperar que ellos entren por la puerta de tu despacho maniobrando para que les pagues más.
Vía | BHorowitz En El Blog Salmón | Ser popular en la oficina funciona para la carrera Imagen | James Lee, Flickr