Venta sin cobertura, o por qué la Super Bowl y Volkswagen tienen una rocambolesca historia común
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Venta sin cobertura, o por qué la Super Bowl y Volkswagen tienen una rocambolesca historia común

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La venta sin cobertura es un concepto económico muy interesante. Se trata de cuando se produce la venta de un bien sin que el vendedor disponga del mismo. Puede parecer una locura (y aquí se verá que tiene sus riesgos) pero desde luego no es un procedimiento inusual.

La clave en este tipo de ventas el vendedor no tiene el objeto en venta ni el compromiso de un tercero para asegurarse el producto. Por ejemplo, si alguien decide sacar una foto a un producto en una tienda y ponerlo en Wallapop, para luego comprarlo de dicha tienda si logra un comprador, estaríamos ante una venta sin cobertura. Tiene riesgos muy claros. En este caso puede que al realizar la venta por Wallapop el producto de la tienda no esté disponible o haya subido de precio.

Este tipo de ventas son más comunes de lo que se piensa la gente y ha dado lugar a situaciones muy extrañas. En concreto vamos a contar dos casos que, aunque diferentes, se basan en el mismo principio de venta sin cobertura.

Super Bowl 2015

La Super Bowl es un evento deportivo muy importante en EEUU. Y la reventa de entradas es todo un negocio. Lo cierto es que está muy profesionalizada y no suelen suceder desastres como el que ocurrió en 2015.

La reventa de entradas tiene todo un modelo económico detrás. Una entrada es un bien que puede llegar a ser muy valioso, pero que una vez que el evento ha terminado, no vale nada. Los revendedores de la Super Bowl tienen muy bien modelados los precios por la experiencia pasada.

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Hasta 2015 el patrón era claro. Hasta 15 días antes del evento los precios subían, y a partir de ahí empezaban a bajar (empieza a hacerse sentir el pánico de los poseedores de entradas de no encontrar vendedor). Usando esta información algunos vendedores intentaban maximizar sus márgenes realizando una venta sin cobertura.

Para ello se dedicaban a vender entradas en la época cara (por ejemplo un mes antes del evento) con la condición de suministrarlas físicamente uno o dos días antes de la Super Bowl. Incluso algunos se dedicaban a vender productos más complejos, estilo seguros: al principio de la temporada por 100 dólares te aseguro la posibilidad de comprar una entrada de la final de Super Bowl si el equipo x llega a la final.

Pero la realidad es que los vendedores estaban realizando la venta sin cobertura, es decir, no tenían las entradas ni la garantía de que un poseedor de una se la fuera a vender. Unos días antes del evento, cuando los precios eran más bajos, compraban y las suministraban.

El problema de 2015 es que las previsiones fallaron, los precios no bajaron 15 días antes. Y además hubo más demanda de lo normal y más ventas sin cobertura de lo normal. Es más, hubo más ventas sin cobertura que entradas físicas. Esto automáticamente se traduce en que algunos vendedores no pudieron hacer cumplir su obligación y tuvieron que devolver el dinero (e indemnizar) a sus clientes. Pero además disparó aún más el precio de las entradas, ya que muchos revendedores estaban dispuestos a perder dinero con tal de no ver afectada su reputación. Cuando hay más demanda que oferta los precios se disparan y esto es lo que pasó.

Por tanto uno de los peligros de la venta sin cobertura es que no haya suficiente oferta y los precios se disparen. Y en Volkswagen lo saben bien.

Volkswagen y Porsche, una historia de bolsa

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La venta sin cobertura es muy típica en la bolsa. Ganar dinero cuando la bolsa sube es fácil, basta con comprar acciones, pero hacerlo cuando la bolsa baja es algo más complicado.

Una forma de hacerlo es realizando una venta sin cobertura. Para ello se piden acciones prestadas (pagando un tipo de interés) y se venden. Luego, cuando la acción ha caído, se vuelven a comprar y se devuelven a su dueño original. En este proceso se gana dinero (se vende caro y se recompra barato).

En 2008 mucha gente pensaba que Volkswagen iba a caer. Y se convirtió en la acción con más gente corta (es decir, con vendedores de acciones sin cobertura, apostando que iba a bajar de valor) del mundo. Todo estaba bien hasta que Porsche anunció que tenía un 74,1% de acciones de la compañía entre las que poseía y contratos para comprar acciones a un precio fijado. Si a esto le sumamos que el Gobierno de Baja Sajonia tenía un 20,1% de las acciones la realidad es que apenas había acciones que comprar. Los vendedores sin cobertura entraron en pánico. Tenían que comprar acciones rápidamente, de lo contrario no podrían devolverlas a los dueños que se las habían prestado.

La consecuencia es que el precio de la acción se disparó un 150% en un día hasta los 1000 euros por acción convirtiéndose así en la compañía más valiosa del mundo.

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Esta problema cuando hay muchas ventas sin cobertura se denomina "estrangulamiento" y cuando hay muchas posiciones cortas en una acción puede ocurrir. Lo de Volkswagen se define como un ejemplo de libro de esta situación.

La venta sin cobertura es peligrosa

Hemos visto un par de ejemplos de por qué la venta sin cobertura es peligrosa. Si hay vendedores que no tienen el bien que venden, a la hora de suministrarlo si no hay suficiente oferta el precio se va a disparar y además algunos compradores pueden quedarse sin el bien.

Como vemos es una estrategia interesante para los vendedores, que pueden hacer buenos márgenes sin tener el producto (y por tanto con menores costes) pero existe un riesgo nada despreciable. Que se lo digan si no a los revendedores de entradas de la Super Bowl y a los inversores que apostaron a la baja con la acción de Volkswagen.

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