Alimentos: la comodidad de creer en la especulación asesina

Alimentos: la comodidad de creer en la especulación asesina
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Supongo que ya sabéis que Directo al Paladar es la publicación-gourmet de esta casa, WSL. Por otro lado, el papel de malo malísimo liberal en este negociado creo que me toca a mi (a Remo se le nota menos). Por eso resultaba inevitable que desde este atalaya diese respuesta al post de Aitor Calero, titulado Cuando la especulación financiera mata de hambre. Literalmente. El caso es que uno cree que las causas de esas muertes son muy otras, pero resulta muy cómodo culpar a la especulación con alimentos de ser una asesina.

Los que hayáis tenido la paciencia de leerme con cierta habitualidad encontrareis ecos de viejos posts en las siguientes lineas. A bote pronto me acuerdo de El especulador, ese chico malo o de El Abogado del Diablo de los intermediarios agrícolas. Habida cuenta de que esta trata de ser una respuesta al post de Aitor aparecerán nuevos argumentos y procuraré seguir su linea argumental (no estaría mal leer los post a dos ventanas), en la medida de lo posible, a ver si con un poco de suerte consigo la absolución para mi defendido, el especulador.

La Arcadia feliz que nunca existió

Arranca el escrito de acusación de Aitor con una supuesta época feliz donde existía el especulador bueno (el industrial), frente al especulador malo (el financiero) que luego veremos. Y es que Aitor reconoce que la especulación es necesaria. Por si alguien tiene alguna duda, y al margen de los posts antes citados, me remito a este de Remo.

Sin embargo yo diría que esa Arcadia nunca existió. Es más, en el orígen de los mercados financieros de futuros y opciones está el mercado agrícola. Podemos hablar del Mercado de Chicago o de los gráficos de velas japoneses. Todos ellos están vinculados a la especulación con los productos agrícolas. E intentar separar la especulación industrial de la financiera me recuerda a ese viejo chiste de que un inversor a largo plazo es un inversor a corto que se ha quedado pillado. No nos engañemos, siempre se ha especulado financieramente con los alimentos.

Por otro lado comenta Aitor que este mecanismo contribuía a la estabilidad de los precios de los alimentos. Yo más bien diría que lo que ocurrió durante mucho mucho tiempo es que los precios caían a plomo, sobre todo descontando la inflación. La producción agrícola, el campo, ha tenido su revolución industrial también, pero estaba claro que el negocio estaba en otras partes. Y no creo que a los productores agrícolas, muchos de ellos tan pobres como los que sufren las hambrunas, les haya encantado esa “estabilidad” que no era tal.

Aparecen los malvados mercados financieros

Ya me he adelantado diciendo que nunca dejaron de estar ahí, pero Aitor señala a la irrupción de los malvados mercados financieros, alrededor del año 2.000 como el origen de los males. El crack bursátil de las tecnológicas habría reorientado a los inversores hacia otros mercados, devastando ese idílico equilibrio del que hablaba Aitor. Pues este inversor en opiniones no le compra la suya a Aitor. A continuación mis motivos.

Cuando se produce el crack en el 2000, Clinton (ese faro krugmanita) y Greenspan (el supuesto liberal) deciden salvarse por la vía de fomentar el dinero barato, bajando los intereses a saco y dandole caña a la masa monetaria en circulación. Eso no lo hacen los mercados, lo hace el Estado, lo hacen los intervencionistas, los planificadores. De hecho Clinton fomentó la burbuja inmobiliaria por vía legislativa. Para tapar su fracaso, y al mejor estilo Krugman, tapemos con un desaguisado mayor.

Lógicamente esto ha de tener su impacto en el valor de los bienes. Cuando hablamos de que el dólar sube o baja, o si el euro se aprecia o no, resulta curioso que se compare entre monedas, cuando se visualiza mucho mejor en relación con el precio de los bienes que con dichas divisas se pueden adquirir. Es la prueba del algodón. El jugar a crear dinero de la nada explica buena parte de la dinámica alcista de los precios de un gran número de activos a nivel mundial (incluidos alimentos citados en el post de DaP en los que los mercados financieros tienen escasa incidencia). Y eso no lo han hecho los especuladores que comenta Aitor, lo han hecho los Gobiernos, sus Bancos Centrales y su clase política. Todo con tal de mantenerse en el machito y para que sus votantes puedan seguir con la ilusión de una prosperidad que no era tal.

Por otro lado, habrá que ver por qué muchos de los habitantes afectados por las hambrunas tienen unos ingresos tan bajos. En bastantes casos influye esa doble moral occidental que por un lado se rasga las vestiduras denunciando a los especuladores, y por otro defiende y alienta las barreras arancelarias que impiden que esos países puedan exportar. Por no ir más lejos pensemos en la UE, esa organización dedicada desde sus orígenes a subvencionar a grupos de interés agrícolas en perjuicio de los consumidores europeos y de la competencia no europea. De esa realidad ni una mención en el post de Directo al Paladar.

Un negocio no lucrativo no es un negocio

A continuación se hacen afirmaciones cuando menos curiosas, de las que alguien que no conozca la realidad, puede llegar a deducir que apenas hay riesgos en estos mercados, cuando evidentemente no es asi. No existe negocio sin lucro ni riesgo. Las posibilidades de asegurar o limitar el riesgo siempre llevan implícito el hecho de renunciar a la parte proporcional del beneficio. No existe el motor del movimiento perpetuo y tampoco el negocio perfecto sin riesgo. Las vacas gordas pesan. Salvo que la coacción del Poder Politico entre por medio.

Por tanto, y después de dejar claro quién, cómo y por qué dinamizó los mercados financieros allá por el 2.000, deberíamos pensar en que la apuesta de numeroso inversores por estos sectores se deberá a que esperan un retorno positivo de los mismos. Nadie invierte para no ganar. Y deberíamos felicitarnos de que dichas inversiones supongan un potencial enorme para el desarrollo de los productores alimenticios. A no ser que se prefiera la opción de que sea el Estado el inversor final con nuestro dinero.

¿Y qué pasa con la subida de precios?

Hasta el momento he mencionado dos variables (relacionadas), la del menguante valor del dinero, obra y gracia de los políticos, y la apuesta de los inversores por el desarrollo de un sector que consideraban infravalorado. Pero lógicamente hay más, no hay más que leer este informe del 2010 de gente tan poco sospechosa de liberalismo como la FAO. Claro, hay que hacerlo sin manipular al estilo Público otro informe del 2011 (más abajo lo linko, que es muy amplio). Cito textualmente de la FAO en el 2010:

El elevado precio del petróleo, la fuerte demanda de cultivos desde el sector de los biocombustibles, la disminución en las reservas de alimentos y la menor producción de cereales contribuyeron en su conjunto al aumento de los precios. Esta tendencia aumentó aún más debido al fuerte crecimiento económico y a las políticas monetarias expansivas que condujeron a bajos tipos de interés. Algunas políticas, como la restricción a las exportaciones, que muchos países pusieron en marcha en respuesta al aumento de los precios de los alimentos, también tuvieron su influencia.

A continuación de este párrafo el informe entra en el debate de si además de ello los mercados han sido un factor determinante. Y tras consideraciones varias, concluye de la siguiente manera:

Existen motivos para creer que la especulación quizás no haya sido la principal causante del aumento de los precios de los alimentos.

¿Y cuál es la apuesta de la FAO?

Los futuros de productos básicos se han convertido en una parte integral de los mercados de alimentos, y desempeñan un papel importante para muchos de sus participantes. Una regulación adecuada debería mejorar, y no prohibir, el comercio especulativo para mejorar el funcionamiento del mercado.

El problema, y esto lo digo yo, es saber que entienden la FAO por una regulación mejor, teniendo en cuenta que entre las causas arriba citadas como el origen de la subidas de precios abundan las vinculadas a la esfera política. No hay más que ver como le cuesta exonerar a los mercados.

Conclusión: con la intervención (algunos) vivimos mejor. A costa de otros.

Voy terminando mi alegato defensor, que no quiero cansar a nadie. Pero tampoco quiero dejar de repetir una vez más que no se ha demostrado en ningún momento que mis clientes, los malvados especuladores financieros, estén detrás de la subida (y a veces bajada) de los precios de los alimentos. Por si el informe de la FAO no os bastase y queréis algo más detallado, os recomiendo la lectura de Los altos precios de los alimentos:El ‘qué’, ‘quién’ y ‘cómo’ de las acciones de política propuestas, del IFPRI, especialmente del apartado 2.5 La especulación y los aspectos fundamentales del mercado, de donde extraigo:

La especulación es más que todo un síntoma y no una de las fuentes principales de la crisis actual de los precios.
Entre los denominados especuladores —según la definición amplia de este documento— se incluye a los gobiernos que reaccionan de formas excesivamente preventivas, los pequeños y los grandes comerciantes, los agricultores y los consumidores que se protegen de manera informal y acumulan ciertas cantidades.
No existe información precisa o un análisis más detallado sobre el impacto de los fondos especulativos en los precios de los alimentos.

Así que la sensación que uno tiene después de leer documentos como el anterior es que resulta muy cómodo atacar a malvados especuladores financieros rodeados de pantallas, con el símbolo del dólar en las púpilas, que no muestran sensibilidad hacia un grano de arroz o de café, ni mucho menos haca el hambre de un niño- Pero la realidad es que buena parte de las causas que determinan esas crisis alimenticias están más vinculadas a los políticos y al intervencionismo que a otra cosa, tanto en los países desarrollados como en los que no.

Claro que quedarse con que los políticos son los malos me parece tan limitado como lo de acusar a los especuladores. Y es que, al menos en Occidente, esos malos trabajan para unos clientes que aplauden en buena medida el proteccionismo, la devaluación de la moneda, las subvenciones publicas a sus agricultores, etc. Esos clientes somos nosotros. Pero esa verdad es incómoda. No mata pero duele.

Mas información | Informe FAO: El estado de la seguridad alimentaria en el mundo
En El Blog Salmón | Precios de los alimentos baten nuevo récord histórico, Alimentos caen 10% desde febrero, según la FAO, La crisis alimentaria, ¿qué está pasando?
Imagen | Library of Congress

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