Se repite el lema del FMI: menos salarios... ¿Y más empleo?

Se repite el lema del FMI: menos salarios... ¿Y más empleo?
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El Fondo Monetario Internacional (FMI) vuelve de nuevo a la escena con un mensaje muy similar al de ocasiones anteriores. En un nuevo informe, urge al Gobierno a tomar medidas para afrontar la lacra del desempleo. Pero su ‘pócima’ para conseguirlo vuelve a ser una rebaja drástica de los salarios (y los costes sociales) de los trabajadores para incrementar la contratación en las empresas. Pero, ¿realmente ese va a ser el efecto?

Hace unos días, Remo reflejaba en un artículo la realidad de la devaluación interna de España vía salarios: una nueva bajada de los costes laborales en 2012. El descuelgue en los convenios colectivos y el mecanismo de sustitución de trabajadores indefinidos antiguos por contrataciones temporales o con escasa antigüedad han sido, como comentaba, factores determinantes.

Y junto a esos datos, está claro que la menor renta disponible en las familias ha hecho mella en una demanda interna duramente golpeada. Menos consumo y menos inversión mientras los sueldos se reducen y los precios no se acompasan a la misma velocidad. Como decíamos en otro artículo, en 2011 la caída fue del 1,9%, mientras que en 2012 se quedó rozando el 4% de desplome.

¿Un 10% de caída salarial?

Con ese escenario, llega el FMI de nuevo con el mensaje que ya trasladó hace semanas al Gobierno. Menos salarios y un acuerdo con los empresarios para que eso se traduzca en más contrataciones. Y además de esa reducción salarial, unir una caída de los costes sociales de los trabajadores y como contrapartida más subidas en impuestos indirectos. Es decir, respiro a las empresas para contratar pero más asfixia a los empleados para consumir.

Y, a diferencia de otras ocasiones, hoy le ha puesto cifras: un 10% de bajada en el salario nominal, más impuestos indirectos temporales y una reducción de las cotizaciones del 1,7%. En el incremento del IVA, lo fija dos años después de ese desplome salarial para, dice, evitar el impacto en las ya afectadas y dañadas rentas disponibles de las familias españolas.

Pero, ¿realmente esa reducción salarial va a ayudar a salir del pozo del desempleo? Es cierto que existe una mejora de la competitividad respecto a otros países y, por ende, un incremento de las exportaciones. Pero, ¿quién asegura que esa bajada de sueldos generalizada acarreará mayor empleo? Con un consumo a la baja, ¿cómo van a crear empleo unas empresas que verán afectadas, con toda probabilidad, sus ventas y sus ingresos en el interior, en el mercado español?

Y ponemos de ejemplo el comportamiento de los dos últimos años. 2011 y 2012 han tenido reducción de costes laborales y la demanda interna no ha hecho más que caer. El mismo FMI en sus previsiones macroeconómicas sitúa este indicador en signos negativos (-1,6% para 2014, -0,9% en 2015, -0,5% en 2016) en los próximos tres años y sólo se estabilizaría (que no crecería) en 2017. ¿Con esos mimbres, realmente, se va a crear empleo sólo confiando en las exportaciones? Muchas dudas.

Escenario laboral desolador

Estas medidas, ya con cifras y estimaciones, llegan después de que el FMI nos ponga sobre la mesa un cuadro macroeconómico que vuelve a echar por tierra las ya retocadas previsiones del Gobierno no sólo en cuanto a crecimiento económico se refiere, sino también en la creación de empleo.

En materia laboral, el fondo echa un nuevo jarro de agua fría. España cerrará este año con una tasa de paro del 27,2%, una de las más altas de los países industrializados. Pero, el horizonte que se dibuja es un tanto desolador: para 2014 apenas se reducirían dos décimas, en 2015 una décima (26,9%); en 2016 se quedaría 26,6%, en 2017, un 26% y sólo en 2018 estaría fijado en el 25,3%. El Ejecutivo de Rajoy esperaba, según las previsiones planteadas en abril, que esa barrera del 25% se tocara tres años antes.

Y ese rojo intenso en las cuentas también se traslada, por lo tanto, al crecimiento económico. Esa ralentización en la rebaja del desempleo es proporcional a la que sufre el PIB: con una caída muy dura del 1,6% este año, una estabilización para el próximo año (0%) y un leve crecimiento para 2015 y 2016 del 0,3 y 0,6%, respectivamente.

Vuelve una lista de ‘deberes’ para salvar el escollo más complicado que tiene la economía española: el desempleo. Y lo hace cargada de más exigencias para unos trabajadores cuyas rentas disponibles han sido duramente mermadas en esta crisis. ¿Resistirían éstos otro embate sin que la demanda interna se desplome o, al menos, siga su tendencia a la baja?

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