Parece que la reforma laboral será uno de los temas fuertes de las próximas semanas. El Gobierno de Rajoy se prepara para legislar sin contar con el pacto entre patronal y sindicatos, que llevan años negociando, desde el inicio de la crisis, y no logran llegar a un acuerdo global. Pero, ¿es realmente necesario que la reforma llegue por un pacto? ¿Está destinada a fracasar una reforma impuesta?
La experiencia dice que si no hay pacto la reforma no suele tener éxito. Pero es que nunca han sido reformas ambiciosas de verdad. Ahora lo que necesitamos es una reforma laboral de calado, que cambie rotundamente las relaciones laborales en nuestro país. Que deje de un lado la temporalidad, que busque el empleo estable y que cree un marco adecuado para que el empleo de calidad se dispare en cuanto haya crecimiento económico.
Realmente esto no es lo que buscan sindicatos y patronal. Cada uno defiende sus intereses. La mayoría de los afiliados de los sindicatos tienen contrato indefinido, y lo que buscan es que se mantenga su status quo. No quieren oír ni hablar de un contrato único, ya que la indemnización por despido se reduciría. Tampoco quieren oír hablar de la negociación colectiva en las empresas, ya que los convenios sectoriales serían menos importantes y los sindicatos mayoritarios perderían poder.
Pero la patronal también tiene sus intereses. Representan, sobretodo, a las grandes empresas. Grandes empresas que se ven muy cómodas con decenas de contratos en el mercado y mucha burocracia. El papeleo es fácil de digerir si eres grande y crea barreras de entrada a la competencia. Un contrato único no les conviene.
Lo que tiene que hacer el Gobierno es legislar pensando en el bien común. Ni siquiera en la mayoría (recordemos que hay 17 millones de personas con trabajo y 5 millones de parados), sino en lo que cree las condiciones para tener el paro más bajo posible. Por tanto, es muy probable que para lograr esto necesitemos un contrato de trabajo único, una negociación colectiva en el seno de la empresa, un sistema de prestaciones por desempleo en el que defraudar sea complicado (tanto para el trabajador como para la empresa), nuevos sistemas de formación de trabajadores…
Esperemos que este sea un Gobierno valiente y apruebe lo que el país necesita. Aunque por lo que se oye últimamente parece que la cosa se limitará a la negociación colectiva, cosa que posiblemente no sea suficiente. Y quiero equivocarme.
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