¿Y si pudiéramos conectarnos a Internet desde nuestro aparato de televisión? Para muchos tal convergencia sería el paraíso de la piratería. Para otros la posibilidad de ampliar la cultura libre y el intercambio sin límites. Pero quienes más temen tal integración son los grandes agentes de la industria de la TV por cable.
Entiendase bien, algunos de manera domestica articulamos algunas tecnologías y desde el ordenador operamos un gran equipo multimedia, pero la posibilidad de que la convergencia tecnológica se produzca “de fabrica” es una idea que le cae como una bomba a la industria del cable. La mayoría de los operadores de TV por cable quieren que Internet y la televisión (y sus respectivos ingresos) permanezcan como dos experiencias separadas para el consumidor común. El gran temor es que los telespectadores busquen directamente a proveedores de contenido para sus películas y programas favoritos en la Red, eliminando el intermediario, es decir, los operadores de TV por cable.
La convergencia multimedia parece inevitable, la mediamorfosis y las culturas de intercambio están en constante movimiento. La cultura de “lo hago yo mismo” o “lo encuentro en Internet” cada vez la incorporamos más, y aunque no sabemos bien por qué, todos sospechamos que la integración de tecnologías es la respuesta a la necesidad de nuestras nuevas formas de conocer, entretenernos, comunicarnos y consumir.
Difícil (imposible) batalla le toca dar a la industria del cable.