Las medidas arancelarias contra China se han convertido en uno de los asuntos clave de la hoja de ruta en la carrera presidencial de noviembre. La administración Biden tensa más las relaciones con Pekín y acuerda imponer nuevas tasas de aranceles a los automóviles eléctricos de fabricación china. De este modo, pasarán de una tarifa del 25% al 100%. Se prevé que sean escalonados y que entren en vigor entre 2024 y 2026.
Lo que viene a demostrar Biden es que no le preocupa ya que los coches eléctricos chinos sean más económicos o más sostenibles. De hecho, son varias las instituciones que alertan sobre el riesgo que esto supone.
Análisis detallado del incremento arancelario
De este modo, todo el paquete de aranceles adquiere un valor total de unos 18.000 millones de dólares (16.667 millones de euros). En concreto, la industria automotriz se defiende, apoyando la transición hacia el vehículo eléctrico e imponiendo aranceles cuadriplicados para los eléctricos chinos.
La tasa sobre los semiconductores se duplicará en 2025 y pasará del 25% al 50%, argumentando la administración Biden que se trata de una pieza central y estratégica para el futuro de la industria global.
La subida del 25% al 100% sobre los coches chinos mantiene las complejas relaciones mantenidas durante el mandato de Donald Trump y agudiza la tensa situación entre ambos gobierno. Se suma, por tanto, al inicial 2,5% que aplicaban a todos los modelos extranjeros que llegaban a EEUU.
Las subidas arancelarias de Biden serán mayúsculas en varios ámbitos: las baterías de litio pasarán del 7,5% al 25%, los semiconductores del 25% al 50%, los minerales críticos para la fabricación de componentes del 0% al 25% y las células solares del 25% al 50%.
En base a esto, la Alliance for American Manufacturing declaró que la llegada de los coches eléctricos procedentes de China podría ser un acontecimiento de nivel de extinción, afectando especialmente al empleo en base a un informe reciente.
El papel de Donald Trump
Hay que recordar que durante el mandato de Trump, se declaró una auténtica guerra comercial. En 2019 se dio a conocer la imposición de un pequeño arancel adicional del 10% sobre los 300.000 millones de dólares restantes de bienes y productos procedentes de China. De igual modo, se descartaron los 250.000 millones de dólares (en importaciones chinas) que ya tienen aranceles del 25%.
En la carrera hacia la presidencia de la Casa Blanca, Trump ha asegurado, en más de una ocasión, que impondrá una subida de más del 60% de los aranceles que soportan las importaciones chinas con destino a Estados Unidos, de ser elegido presidente el 5 de noviembre.
La sostenibilidad en el punto de mira
Biden sigue apostando firmemente por la descarbonización de la economía. Hay que recordar que, a finales de marzo, EEUU declaró la guerra contra las emisiones de CO2. Las restricciones a los eléctricos chinos contrasta con la medida implantada por Biden de precipitar el epitafio productivo de todos los vehículos eléctricos contaminantes.
Y es que con la nueva política de actuación de la Casa Blanca se imponen nuevos requerimientos regulatorios sobre utilitarios y camiones ligeros fabricados desde 2027.
El gobierno estadounidense afirmaba, por aquel entonces, la necesidad de exigir la reconversión de las cadenas de valor y adecuarlas a los nuevos estándares legales y fundamentados en adoptar tecnologías neutrales con el medioambiente.
Así pues, destaca la medida de instalar medidores de emisiones de CO2 en los tubos de escape, de tal modo que no podrán superar los 85 gramos por milla en 2032. Se trata de una cota muy inferior a la ya de por sí estricta exigencia de que en 2027 no superasen los 170 gramos.
Reacciones de China y Europa
A través de un comunicado oficial, el Ministerio de Comercio Chino ha anunciado que se opone firmemente a la decisión de Biden y que tomará medidas firmes para defender sus propios intereses y el libre comercio.
En el caso de Europa, la Comisión Europea ha asegurado que estudiará a fondo los nuevos aranceles impuestos por EEUU sobre los coches chinos, así como su posible impacto en el marco de la UE.
Otras medidas arancelarias
Como bien se ha comentado con anterioridad, la tasa arancelaria sobre ciertos productos de aluminio y acero se incrementa del 0% al 7,5% y posteriormente hasta el 25%.
Con la Ley Bipartidista de Infraestructura y la Ley de Reducción de la Inflación en la mano, la administración Biden sale fortalecida e implanta la primera nueva fundición primaria de aluminio en cuatro décadas. De este modo, se refuerza la competitividad de la industria siderúrgica estadounidense como el principal productor de acero más limpio del mundo.
Y es que las políticas y subsidios de China para sus industrias nacionales de acero y aluminio significan que los productos estadounidenses de alta calidad y bajas emisiones se ven socavados por alternativas chinas artificialmente de bajo precio producidas con mayores emisiones
El tipo arancelario aplicado a semiconductores pasará del 25% al 50% en 2025. De este modo, se expulsa la inversión de las empresas impulsadas por el mercado. Se espera que China represente casi la mitad de toda la capacidad de fabricación de obleas semiconductoras en un plazo de tres a cinco años. Con la nueva Ley de Chips y Ciencia se invierten 53.000 millones de dólares en la investigación y fabricación de semiconductores nacionales.
Con respecto a baterías, componentes y minerales críticos, el tipo arancelario aumentará del 7,5% al 25% en 2024. China controla en la actualidad más del 80% de segmentos de suministro de baterías para vehículos eléctricos, especialmente nodos ascendentes como la extracción, el procesamiento y la refinación de minerales críticos.
En el caso de las células solares, las tasas arancelarias aumentarán del 25% al 50%. Se combate así, las prácticas desleales de China para dominar el mercado de la energía solar. También destacan las grúas de barco en los puertos, pasando del 0% al 25%, así como los productos médicos, que aumentarán del 0% al 50% para agujas y jeringuillas y del 0% al 7,5% en 2025 para respiradores y mascarillas.
Pese a que los coches eléctricos chinos ayuden a favorecer la descarbonización y la transición hacia el vehículo eléctrico sostenible, la administración Biden sigue apostando por respaldar a los trabajadores estadounidenses y la producción nacional, pese a que ello aumente la tensión en política exterior hasta la llegada de las elecciones presidenciales de noviembre.