
El Gobierno japonés ha lanzado un ambicioso programa con el que intentar fomentar la natalidad en un momento en el que los nacimientos siguen cayendo a mínimos históricos en el país.
El plan se conoce como Kodomo Kosodate Shienkin y pretende financiar, a través de recargos en el seguro de salud, ayudas directas por hijo, apoyo durante el embarazo, mejoras en la conciliación y educación gratuita. Mientras algunos interpretan esta medida como una sanción indirecta a quienes no tienen hijos, otros la consideran un modelo a seguir ante las bajas tasas de natalidad que afectan a numerosos países.
El reto demográfico japonés
Japón enfrenta una crisis demográfica sin precedentes. Probablemente, una de las más serias de todo el planeta: en 2023, el país registró solo 727.277 nacimientos con una tasa de fertilidad menor al 1,2 (la española está en 1,16, si te lo estás preguntando).
La cifra japonesa, no obstante, es la más baja desde los primeros registros de 1899 y, de nuevo, enfrenta otra caída respecto al año anterior. En concreto, del 5,6 % entre 2022 y 2023.
El nivel de reemplazo generacional (2,1) apenas se alcanza ya en ningún país del planeta, según Our World In Data, pero Japón está actuando desde hace varios años como un laboratorio de las sociedades del futuro. La población total del país nipón ha descendido en 848.659 personas, con más de 1,5 millones de muertes ese año.
El envejecimiento es otro desafío estructural: más del 29 % de la población japonesa tiene más de 65 años, según los últimos datos demográficos. Y tiene dos caras ocultas: miles de ancianos muriendo solos en sus casas (y esto es algo que se sabe gracias a un algoritmo, no porque haya políticas claras), algo que se suma a la crisis del "care killing" en el país, donde familiares agotados acaban con la vida de sus mayores: ocurre una vez cada ocho días.
El Kodomo Kosodate Shienkin
Para hacer frente a este escenario, el Gobierno ha lanzado el Kodomo Kosodate Shienkin, un fondo de apoyo a la crianza que se financiará mediante recargos en el seguro de salud.
No es así. El Kodomo Kosodate Shienkin Seido no es un impuesto a los solteros. Es un suplemento a las primas de seguro de salud público para todos (asalariados, autónomos y jubilados).
— Jon González (@Jongonzlz) May 20, 2025
Es como un MEI pero de verdad. Un recargo de entre 2-6€/mes que irá incrementándose… https://t.co/8XRbG33NPG
El objetivo es recaudar cerca de 1 billón de yenes(unos 6.000 millones de euros al cambio actual) en los próximos años. Estos ingresos permitirán ampliar las ayudas a las familias, eliminando los límites de renta y extendiendo la cobertura a más etapas del desarrollo infantil.
La ley fue aprobada en junio de 2024 y comenzará a aplicarse de forma progresiva hasta 2028, como apuntan desde Kyodo News. El programa incluye prestaciones mensuales de 15.000 yenes (unos 90 euros) por niño menor de tres años, y 10.000 yenes (aproximadamente 60 euros) para niños de entre tres años y el final de la secundaria. A partir del tercer hijo, la prestación se duplica hasta los 30.000 yenes (180 euros).
Las ayudas se aplican sin umbral de ingresos, de modo que todas las familias pueden beneficiarse, independientemente de su situación económica. Además, el programa contempla un pago único de 600 euros por embarazo, destinado a cubrir gastos médicos y logísticos. Y va más allá: se garantiza educación gratuita de 0 a 3 años, con ratios mejorados de personal y horarios más amplios.
Si bien las cifras puedan parecer modestas a primera vista, el impacto relativo de estas ayudas se prevé que será significativo. En 2024, el ingreso medio por hogar en Japón rondaba los 636.000 yenes mensuales, por lo que una prestación de 15.000 yenes representa cerca del 2,4 % de ese ingreso.
En el caso de familias con tres o más hijos, la ayuda puede superar los 30.000 yenes al mes, una proporción considerable si se tiene en cuenta que el coste de vida en ciudades como Tokio ronda los 300.000 yenes mensuales. Si bien no cubren ni de lejos todos los gastos, estas transferencias suponen un alivio económico relevante, sobre todo para familias numerosas o con hijos en edades tempranas.
Conciliación y permisos
El plan no se limita a transferencias económicas, que se sabe que no han dado los resultados deseados en muchos países. El Gobierno nipón buscará modificar las condiciones laborales y culturales que dificultan la crianza. Por ello, se pretende reforzar, por ejemplo, el permiso de paternidad remunerado al 100 % del salario durante las primeras ocho semanas tras el nacimiento.
Además, se amplía el permiso parental hasta que el bebé cumpla un año, con una cobertura del 67 % del sueldo durante los primeros seis meses y del 50 % durante el resto del periodo.
Por último, se ofrecen incentivos a las empresas que promuevan la conciliación, ya sea a través del teletrabajo, horarios flexibles o mejoras en la cultura corporativa, pasando de una política del karoshi (muerte por trabajo) y jornadas laborales larguísimas a plantear la semana de 4 días. Algo que parecía impensable hace pocos años.
¿Penalización encubierta?
En cualquier caso, el modelo de financiación del Kodomo Kosodate Shienkin ha abierto un debate de fondo al nutrirse de recargos en el seguro médico. La razón es que todas las personas cotizantes deben aportar, tengan o no hijos.
El Gobierno defiende la medida como una forma de responsabilidad compartida, al igual que ocurre con la sanidad o la educación pública. Pero algunos críticos consideran que, en la práctica, se trata de una sanción indirecta para quienes no tienen hijos, ya que no reciben ningún beneficio a cambio de su aportación.
En España, con un problema igual de grave de natalidad —solo 1,16 hijos por mujer en 2023—, el Mecanismo de Equidad Intergeneracional (MEI) pretende reforzar el sistema público de pensiones, pero no destina ni un euro a medidas de conciliación o apoyo directo a la natalidad.
Como señala el economista Jon González: "Nuestro MEI es para agrandar la brecha generacional y subir más las pensiones. Su MEI es para apoyar a las familias que deciden tener hijos."
En comparación con Japón y otros países europeos, España invierte menos recursos públicos en apoyo familiar. La OCDE ha advertido en varias ocasiones sobre esta brecha, ya que, sin una transformación profunda de las políticas familiares, la natalidad seguirá estancada y el desequilibrio demográfico continuará agravándose.
Así, el Kodomo Kosodate Shienkin representa una apuesta ambiciosa, no exenta de riesgos: Japón necesita revertir un colapso poblacional sin precedentes, y lo está intentando con una combinación de estímulos directos e incentivos culturales. Esta vez, dar dinero no basta: para que estas medidas funcionen, deberán ir acompañadas de cambios profundos en el mundo laboral, en el acceso a la vivienda y en la distribución de los cuidados.
Es una advertencia, pero también una inspiración para la Europa envejecida que todavía no ha reaccionado.