Aunque la recesión de la economía española parece que toca su fin, debemos ser cautos aún y evitar convertirnos en víctimas del optimismo. Algunos indicadores son esperanzadores y demuestran que posiblemente la crisis económica haya tocado fondo en nuestro país. Sin embargo, de ahí a situarnos en la plataforma de lanzamiento hacia el crecimiento y el final de la crisis va un trecho, pues los efectos de esta se dejarán notar durante años en la sociedad.
Un optimista sólo barajaría en su discurso las variables positivas de nuestra economía: el crecimiento de las exportaciones, el freno en la fuga de capitales, el gran verano del sector turístico, la notable reducción de la prima de riesgo o la confianza que los inversores están poniendo en nuestra deuda pública, por citar algunos factores. Sin embargo, en el otro lado de la balanza nos encontramos con tres variables fundamentales que no hacen presagiar nada bueno y de las que ya hablamos en estas páginas con anterioridad: deuda pública, déficit y desempleo, caballos de batalla de la economía española a los que se suman otras asignaturas pendientes, como la reforma fiscal o de las pensiones, una reestructuración de pies a cabeza de la Administración Pública o una reforma laboral que permita acabar con la dualidad existente en el mercado laboral.
El futuro de nuestra economía es, por tanto, incierto. Muy probablemente hayamos tocado fondo este año y, como es lógico, a partir de ahí sólo tiene sentido que se inicie un proceso de recuperación. Sin embargo, si nuestro Gobierno no ataja de raíz los grandes problemas económicos de España (principalmente paro, deuda y déficit), dicha recuperación será muy lenta y no evitará que en un futuro se vuelva a producir una situación tan nefasta como la actual.
En El Blog Salmón | Los tres caballos de batalla de la economía española, ¿Cumplirá España el objetivo de déficit para 2013? Imagen | sermarr erGuiri