Las ciudades densamente pobladas son la solución

Las ciudades densamente pobladas son la solución
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Las ciudades densamente pobladas son extremadamente eficientes ecológicamente hablando. Sus habitantes viven en bloques de viviendas que necesitan menos energía por habitante para mantenerse calientes en invierno, frescos en verano e iluminados por la noche. Necesitan menos metros de cable, de tubería, de asfalto y de cualquier otro material. Además se desplazan en un medio de transporte extremadamente eficiente, el ascensor, pero también utilizan menos el coche y más el transporte público.

Los habitantes de las ciudades más pobladas en general emiten menos CO2 que la media nacional y necesitan destruir menos espacio natural y terrenos de cultivo para montar sus viviendas. Es cierto que las ciudades están más contaminadas que las partes menos pobladas, pero cuando vemos la contaminación por habitante la cosa cambia.

Durante décadas se nos ha ido inculcando que las ciudades grandes son malas, que lo bueno es vivir en las afueras, yendo en coche hasta a por el pan. Queríamos tener una gran cantidad de terreno, al estilo del vecindario de las películas de nuestra infancia y adolescencia (se me ocurren Beethoven y Disturbia) Pero la verdad es que no es posible que todos los habitantes de la tierra vivamos de ese modo.

Porque si alguna vez queremos sacar a millones de personas de la pobreza en Asia, África y Latinoamérica, más vale que pensemos en un futuro de ciudades densamente pobladas en la que sus habitantes necesiten pocos recursos por persona con bloques de pisos al estilo de Seúl, no en barrios residenciales al estilo de Los Ángeles.

La capital de Corea del Sur se está convirtiendo en un ejemplo de lo que debería de ser una ciudad para las potencias emergentes. Sus habitantes viven bien, pero en grandes bloques de edificios y se mueven en transporte público y privado en vez de vivir en las afueras sin transporte público como sucede en Estados Unidos en general o en muchas partes de Europa.

Esto viene por un artículo en la National Geographic que (en mi opinión) merece su lectura. Se puede leer en inglés en este enlace o en español en la edición física de este mes. Básicamente explica que aunque el movimiento de ciudad jardín de principios de siglo XX parecía ideal y tenía sus buenas intenciones, en la práctica no funciona como planeado y acaba sirviendo para utilizar grandes cantidades de terreno que puede ser utilizado para cultivar alimentos para un mundo hambriento o para preservar espacios naturales.

En realidad no deja de ser paradójico de que aquellos amantes de la naturaleza que desean una vuelta al campo, no acaben sino siendo personas que tienden a destruirla al ocupar más espacio su vivienda, utilizar un coche con capacidad todoterreno y permanecer varias horas en el mismo. Por supuesto necesitando más infraestructura para los suministros y energía para mantener la vivienda.

Tal vez sea que las ciudades densamente pobladas sean la única solución, y aquellos que no los comprenden no sean más que parte del problema. Porque actualmente con la tecnología que tenemos si queremos sacar de la pobreza a millones de personas no nos quedará más remedio que ofrecerles un estilo de vida muy urbano. Porque aunque quisiéramos reducir la población, eso nos llevará décadas o incluso siglos conseguirlo salvo cometer un genocidio.

Por supuesto ahora tendré críticas de personas que están felices en su vida rural o que odian vivir en una gran ciudad. Pero es lo que hay, los números son tozudos y la economía trata del uso que se le dan a los recursos escasos.

En El Blog Salmón | Aerotropolis: viviremos en aeropuertos, Las ciudades con mayor calidad de vida 2011 y Las mejores ciudades para vivir 2011
Imagen | peterbjurstrom

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