A pesar de lo que dijo Rajoy en su debate de investidura, el próximo año seguirá habiendo puentes (festivos que caen entre semana y que con algún día de vacaciones se convierten en un periodo vacacional grande). Tampoco es que haya alguna explicación sobre esta reforma (otra) abandonada en la cuneta. Lo único que ha hecho el Gobierno es aprobar los festivos del próximo año y como siempre, caen entre semana.
En esta reforma de los festivos, de la que llevamos hablando en El Blog Salmón casi diez años, por cierto, hay cuatro frentes: trabajadores, empresas, turismo e iglesia.
Por un lado los trabajadores, que en principio tienen una respuesta neutra: a no ser que alguien trabaje en alguna empresa que concede de forma gratuita todos los puentes no hay mucha diferencia si el festivo es en lunes o en martes, con un día de vacaciones queda igual. Los sindicatos ya dijeron en 2011 que estaban a favor de eliminar los puentes siempre que no se tocara el 1 de mayo.
Por otro lado las empresas, que ven como la productividad se reduce en los puentes porque la mitad de la plantilla está de vacaciones (de esta y otras empresas con las que mantienen lazos).
Una excepción son las empresas de turismo, que están muy a favor de los puentes pues llenan hoteles y restaurantes en épocas en las que normalmente no hay mucho turismo. Y por último la iglesia, que en principio no quiere que le toquen sus festivos.
Por tanto hay muchos frentes y aunque quizá la economía se beneficiaría de una eliminación de los puentes, los damnificados tienen más que perder y meten más ruido. Por tanto otra reforma que queda en el tintero. Otros países la hicieron hace tiempo, como Italia que eliminó la mayoría de festivos y los integró en las vacaciones de los trabajadores.
Imagen | kozumel