Ayer, el mismo día de la Huelga General, Remo hacía un análisis, que comparto al 100%, de la jornada y sus consecuencias. Si soy generoso, las declaraciones post-huelga de los principales implicados tenían un aire al tercer tiempo de los partidos de rugby, ese en el que los caballeros que practican un deporte de salvajes y que han estado partiéndose la cara, comparte una cañita olvidándose de las rencillas en el barro. Pero al menos, mientras dura el partido se pegan. Aquí ni eso, casi sólo faltaban los clásicos gritos de ¡que se besen que se besen! propia de los combates pugilísticos amañados. Lo que tengo claro es que las cervezas o las bodas no las pagaban ellos, tal y como insistía Remo.
El caso es que frente a la pregunta de qué va a hacer el Gobierno a mi me resulta mucho más interesante qué van a hacer los sindicatos. Y no me refiero a sus actuaciones en relación con el desencadenante de la huelga, no. Estoy hablando de que piensan hacer los sindicatos con ellos mismos, de como se ven dentro de una década, si es que se ven. Creo que la huelga les ha puesto ante un espejo. Estoy seguro de que aunque no lo confiesen públicamente hay quien se lo esta planteando. ¿Son estos sindicatos sostenibles, funcionales?, ¿tienen futuro inmediato? Permitidme que repase algunos puntos que creo que pueden servir para abrir el debate.
* Los cambios acontecidos en la estructura productiva española, en la composición social del país, etc…afectan directamente a las organizaciones sindicales. El crecimiento del sector servicios en detrimento del industrial, la reducción de las plantillas de las grandes empresas y el crecimiento del número de pymes, las deslocalizaciones, el teletrabajo, todo ésto y mucho más debilitan lo que han sido los presupuestos básicos y las herramientas de presión propias de los sindicatos. Lo saben y en algunos casos, como en la creación de falsos sindicatos de autónomos, han intentado acomodarse, pero creo que no lo han logrado.
- Su modelo de financiación es muy cómodo hoy, especialmente en un país como España, donde el intervencionismo es monocolor entre nuestros representantes políticos. Sin embargo, a corto plazo es peligroso, pues les crea una dependencia con respecto a los agentes políticos que saben que es difícil de vender. Pero el problema ahora no es ese, el problema, que se vislumbra en el horizonte, estriba en que ya no es que no les quieran dar, es que no va haber dinero público para seguir pagándoles del modo en que se venía haciendo hasta ahora.
- Por último, y sin ánimo de ser exhaustivo, reseñar algo de lo que me siento orgulloso. Por distintos motivo, en España, la mayoría social repudia la violencia. Ética y estéticamente es insoportable para muchos. Y una de las grandes ventajas de la web 2.0, de los smartphones, de la revolución digital es que es muy difícil ocultar la verdad. Los ciudadanos están dispuestos a subirla a la red, a compartirla. A los que dan cobertura a los piquetes ya no les vale con escudo mediático que tenían montado entre medios afines y profesionales simpatizantes que colaboran en otros supuestamente neutrales (fue vergonzoso el tratamiento inicial de algunos diarios regionales que parecían Mundo Obrero). Creo percibir en buena parte de los jóvenes un gran distanciamiento por este motivo.
Dicho lo cual, uno vuelve a repetir que no esta en contra de los sindicatos. De lo que estoy en contra es de este modelo sindical, del uso de la coacción y de la violencia como herramientas de presión. Creo que el futuro de los sindicatos pasa por acometer una reforma radical. Y mejor que la hagan ellos mismos antes de que se la haga la realidad (que vena las barbas de ZP). Aquí van cuatro ideas mínimas que ya he comentado en alguna otra ocasión:
- Autofinanciación (de verdad) con las aportaciones de los afiliados.
- Renuncia al uso de piquetes.
- Reducción significativa de los liberados sindicales, y por ende de las estructuras sindicales.
- Limitación de los efectos convenios colectivos a los afiliados de los sindicatos que los suscriben.
- Reforma del modelo de negociación colectiva, dotando de una mayor autonomía a las pymes de este país.
¿Mi pronóstico? Que a pesar de la vida inteligente que insisto que habita en las cúpulas sindicales, las estructuras no permitirán los cambios. En definitiva, que los sindicatos en vez de protagonizar los cambios, los sufrirán. Y nosotros con ellos.
En El Blog Salmón | Comentarios al Manifiesto neonacionalsindicalista (II) [por IC], Comentarios al Manifiesto Neonacionalsindicalista (y III) [por IC]
IC ha sido colaborador habitual en El Blog Salmón y ahora escribe una
columna semanal donde muestra su punto de vista de los asuntos económicos
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