Hay muchos errores posibles al planificar la jubilación, pero uno se lleva la palma: no tener en cuenta la inflación

Hay muchos errores posibles al planificar la jubilación, pero uno se lleva la palma: no tener en cuenta la inflación
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Una de las gestiones económicas más importantes que todos debemos hacer es la de la jubilación. Sin embargo, muchos cometen una serie de errores graves que la ponen en peligro o hacen que sea insuficiente.

Hoy veremos cuáles son, a fin de evitarlos, incluyendo el más habitual.

Para analizar estos errores, examinaremos una serie de datos. La mayoría de ellos vienen del informe anual de la empresa especializada Natixis. En él se incluyen, entre otras cosas, los principales fallos que los gestores económicos ven en sus clientes respecto a su jubilación.

Y la gran mayoría son extensibles a cualquiera.

Cuál es el error más habitual que todos cometemos en la jubilación

Según el 49% de gestores expertos consultados por Natixis, el error más común tiene una mayor relevancia que nunca.

Se trata de subestimar la inflación.

Es decir, cuánto se va a devaluar la pensión debido a la subida de los precios. Porque muchos ven la cifra que les quedará y a lo mejor piensan que no está mal, pero no tienen en cuenta su valor real en 20 años.

El dinero no valdrá lo mismo. Hace no mucho, podías alquilar algo decente con 1000 euros en una capital, pero hoy...

A ese error se une el segundo más común, que contribuye a que el golpe a nuestro poder adquisitivo sea aún mayor.

Subestimar cuánto vas a vivir

Persona mayor mirando un informe con su médica

El 46% de asesores cita este error entre sus clientes y es que la esperanza de vida no deja de subir, al menos, de momento. De hecho, España es uno de los países más longevos y se prevé que la tendencia siga en ese sentido.

Así que la gente se prepara para 15 o 20 años, pero ¿y si son 25 o 30?

Yo empecé como consultor que tenía que hacer números muy grandes para empresas aún más grandes. Y lo cierto es que, a la hora de presentarlos, lo que mejor funcionaba para acertar no eran los cálculos que hacías, sino el colchón de seguridad que ponías.

Calculábamos varios escenarios: optimista, realista, negativo y desastroso. El optimista lo desechábamos al terminar. El realista pasaba a ser el optimista, el negativo se convertía en el realista y el desastroso en el negativo.

De esta manera, siempre había margen de seguridad y, la verdad, parece que compensa aplicar esta táctica a la hora de considerar años de vida, inflación y dinero que precisaremos.

En este aspecto, también es importante contemplar la longevidad compartida.

Es decir, puede que tú pienses que vivirás X años, pero, ¿y tu pareja? ¿Qué pasaría si se queda, por ejemplo, con una simple pensión no contributiva cuando no estés?

Sobreestimar los rendimientos de las inversiones

Hombre dibujando una gráfica positiva de retorno de inversión

El 42% de gestores cita este error con la jubilación y es que, por naturaleza, no somos muy buenos con los números, ni con los tiempos.

Lo que he contado de los escenarios lo hacíamos por una razón sencilla, las personas tenemos un sesgo optimista de planificación.

Es decir, que nos hacemos cuentos de la lechera en la cabeza demasiado rápido acerca de cuánto nos dará esa nueva inversión por la que vamos a apostar.

Por eso, conviene de nuevo echar el freno en las previsiones de rendimientos de inversión y ser conservadores con ellas.

Si luego nos da más, genial, pero dejemos que los cuentos sigan perteneciendo al reino de la fantasía.

Ser muy conservador o muy agresivo en esas inversiones

Mujer equilibrando una tabla sobre un rodillo, que tiene monedas en un extremo y su dedo en otro equilibrando

La virtud, especialmente cuando se trata de invertir, suele caminar por el aburrido centro de las cosas.

Sin embargo, de los dos errores comentados en el título, el de ser más conservador con nuestras inversiones ocurre más a menudo (41% de asesores lo nombran) que el de ser demasiado agresivo (citado por el 21%).

Invertir es hacer equilibrios todo el tiempo entre riesgo y rentabilidad. Si quieres más de lo segundo, tienes que asumir más de lo primero.

Nada que no sepamos la mayoría de los que frecuentamos esta web, pero, al parecer, el mayor peligro de los dos es desviarnos del punto medio hacia la prudencia excesiva.

Tener expectativas irreales de retorno de la inversión

Apilamientos de monedas ordenados de forma creciente, con un pequeño árbol encima de cada uno de ellos

Con un 40%, este error aparece de nuevo por ese exceso de optimismo. Si ya aparecía calibrando inversiones individuales, también aparece cuando pensamos sobre el global que obtendremos.

Según los datos de Natixis, los inversores esperan, de cara a su jubilación, que sus rendimientos medios sean del 17,5%... más inflación.

Ejem, no, ese no es el mundo real.

A ver, no es imposible, pero no será lo habitual. El índice S&P 500 norteamericano ha tenido una rentabilidad histórica del 6,5% más inflación. Mientras, nuestro IBEX 35 se anota un 4% de ganancias anuales o un 7,95% de rentabilidad media anual con dividendos.

Para que nos hagamos una idea de la situación y templemos esas expectativas irreales.

No entender las fuentes de dinero

Fuentes del dinero

Citado por el 35% como error habitual, al parecer a muchos nos cuesta entender de dónde vendrá el dinero que tendremos en la jubilación.

Este procederá de las pensiones públicas, más las privadas (que a lo mejor tenemos o no), más los ahorros que poseamos y el provecho que les saquemos, junto a otras rentas (que de nuevo podemos tener o no) de bienes como inmuebles alquilados, etc.

Según los datos de Inverco, hay unos 9,4 millones de planes de pensiones privados abiertos en España, pero la cifra de pensionistas es menor, ya que muchas de esas personas tan previsoras tienen abierto más de un plan.

Otros datos hablan de un 15,8% de pensionistas privados, pero sus aportaciones en general no son muy elevadas, con una media de 11.950 euros.

En definitiva, la mayoría está apostando a que el estado será suficiente.

O, mejor dicho, la mayoría es posible que tampoco pueda hacer mucho más, sin rentas adicionales de ninguna clase o posibilidad de estirar su presupuesto para aumentar aportaciones.

Y todo esto, sin abrir el melón de si un plan de pensiones es la mejor forma de invertir para nuestros últimos años, considerando cifras de rentabilidad.

En definitiva, un asunto espinoso y un campo de minas que atravesar, aunque, al menos, ahora ya hemos visto dónde están algunas de esas minas.

A las personas nos supone todo un reto planificar a futuro y está claro que una buena parte lo hace con perspectivas distorsionadas de cara a la jubilación.

Pero eso no es lo peor, probablemente. Lo peor es que esta gente que comete errores, al menos, está planeando algo. Porque, por lo que parece, una gran mayoría ni siquiera está pensando mucho en la jubilación o, simplemente, no puede ni planteárselo.

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