HOY SE HABLA DE

Empieza a jubilarse el baby boom en España: las altas de pensionistas se disparan

Empieza A Jubilarse El Baby Boom En Espana Las Altas De Pensionistas Se Disparan
Sin comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail
javier-ruiz

Javier Ruiz

Los datos lo confirman: el relevo generacional ya no es una previsión, es una realidad que sigue acelerándose en España. La jubilación masiva de la generación baby boom ya ha comenzado, y sus efectos se notan cada vez más en las estadísticas de la Seguridad Social.

Las altas netas de pensionistas se disparan, mientras la brecha entre las nuevas pensiones y las antiguas presiona aún más el sistema, que afronta  así una de sus mayores pruebas de resistencia, en un contexto donde el número de pensionistas, el gasto por pensión y el déficit del sistema avanzan en paralelo.

Las altas netas, en máximos desde 2008

Una de las señales más claras del inicio del cambio es el dato de altas netas: es decir, la diferencia entre personas que entran al sistema de jubilación y las que lo abandonan.

En los últimos meses, esa cifra ha alcanzado máximos no vistos desde la década de 2000. Según un gráfico difundido por Jon González en X, antes Twitter, las altas netas han superado las 9.000 en febrero de 2025, tras un breve descenso a finales de 2023.

Además, se está consolidando otro fenómeno que añade presión: la diferencia entre la pensión media de alta (las nuevas jubilaciones) y la pensión media de baja (las que salen del sistema) supera ya los 300 euros, una brecha que sigue aumentando y que implica un crecimiento sostenido del gasto por pensionista.

Déficit al alza

El impacto económico de este cambio demográfico sigue traduciéndose en cifras  cada vez más preocupantes. Según las proyecciones de la AIReF, el gasto en pensiones contributivas pasará de 232.760 millones de euros en 2025 a 291.082 millones en 2029, mientras que los ingresos por cotizaciones crecerán mucho más lentamente, alrededor del 4 % anual.

Altas Netas Pensionistas Jubilados X: @Jongonzlz

Esto genera un déficit estructural creciente: 67.000 millones de euros en 2025, que se prevé que aumenten hasta los 97.166 millones en 2029. A pesar de estos números, el desfase contable se presenta como menor en muchas noticias por una razón clave: las transferencias del Estado a la Seguridad Social.

Los analistas —entre ellos, Jon González— han advertido en reiteradas ocasiones de que el verdadero déficit del sistema es mayor, pero parte del gasto es absorbido por los Presupuestos Generales del Estado, que actúan como colchón financiero: “El verdadero déficit de la Seguridad Social es muy superior, pero queda reducido a medio punto del PIB por las transferencias milmillonarias que le hace la Administración Central.”

Bajas médicas e incapacidad permanente

En este contexto, hay que agregar otros factores clave que están aumentando la presión sobre el sistema, como son los gastos por bajas médicas, que han subido un 12 % en el último año, según fuentes del Ministerio de Inclusión, añadiendo un gasto no previsto y las pensiones por incapacidad permanente, que han aumentado un 8,5% interanual entre enero 2024 y junio 2025, debido a un cambio normativo y al envejecimiento de la población activa.

Estas contingencias se suman al gasto por jubilaciones y aumentan el número total de prestaciones que debe cubrir la Seguridad Social.

Según las proyecciones del propio Ministerio, el número de pensiones podría aumentar en más de un millón en los próximos cinco años, hasta alcanzar los 12,5 millones en 2030. Sin embargo, al mismo tiempo, el número de trabajadores por pensionista ha bajado de forma progresiva, lo que dificulta aún más el equilibrio.

Mientras tanto, la reforma del ministro Escrivá sigue su curso, con medidas que incluyen el aumento progresivo de cotizaciones (como el Mecanismo de Equidad Intergeneracional) y el impulso de la jubilación demorada, pero el grueso de los efectos aún está por venir y la pregunta en el aire es simple: “¿Puede aguantar el sistema de pensiones o necesitará de un nuevo paquete de medidas?”

O, dicho de otro modo, ¿es sostenible?

Una transición que marca el futuro

La jubilación del baby boom no es una sorpresa y la realidad es que tampoco la velocidad ni la intensidad de su impacto en las cuentas públicas: a la vez que crece el gasto en pensiones y se dispara el gasto público, el sistema afronta limitaciones estructurales y económicas que harán inevitables nuevos ajustes o reformas.

Las opciones son conocidas: aumentar ingresos (vía cotizaciones o impuestos), retrasar la edad de jubilación, impulsar el empleo joven o reformular la estructura del sistema. El tiempo apremia, y lo que durante años ha sido un problema de futuro, ya está ocurriendo.

Inicio