En Alemania, sorprendentemente, la brecha norte-sur comienza a ser mayor que la brecha este-oeste

En Alemania, sorprendentemente, la brecha norte-sur comienza a ser mayor que la brecha este-oeste
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Casi tres décadas después de la reunificación alemana, las diferencias entre la antigua República Federal Alemana (el oeste) y la República Democrática Alemana (el este) aún persisten en algunos indicadores demográficos y económicos, así como en la mentalidad de muchos de sus habitantes. Pero a medida que esta brecha se diluye, comienza a emerger otra: la que existe entre el sur, en pleno auge, y el norte, en decadencia.

Tras la reunificación, el antiguo este ha ido convergiendo con el oeste de forma lenta y desigual. Con la excepción de Berlín, los estados del sur (Sajonia y Turingia) han progresado mucho mejor que los del norte (Sajonia-Anhalt, Brandenburgo y Mecklemburgo-Pomerania). El nivel de vida y las perspectivas económicas en ciudades como Leipzig o Dresde no tienen nada que envidiar a las grandes ciudades del lado occidental.

A su vez, en la antigua Alemania occidental se ha acentuado una tendencia que se pensaba iba a desaparecer con la actual recuperación económica alemana: los estados del sur (Baviera, Baden-Württemberg, Hesse, Renania-Palatinado y Sarre) están creciendo notablemente más deprisa que los del norte (Renania del norte-Westfalia, Baja Sajonia, Schleswig-Holstein y las ciudades de Bremen y Hamburgo). ¿De dónde viene, y en qué se traduce, la brecha norte-sur en Alemania?

La frontera milenaria entre el norte y el sur de Alemania

Aunque al hablar de la 'división' de Alemania tendemos a pensar en este y oeste, esa es una división históricamente reciente y artificial. Pero las diferencias entre el norte y el sur se remontan a los tiempos romanos: mientras que el sur quedó mayoritariamente en el Imperio, el norte quedó fuera, tras el desastre de Teutoburgo.

Con la reforma protestante, se añadió una nueva división: el sur es predominantemente católico (especialmente en Baviera) y el norte protestante. La revolución industrial también acentuó las diferencias. El norte prosperó gracias a su rápida industrialización y la pujanza de sus grandes puertos comerciales mientras que el sur se mantuvo como una región comparativamente rural y agrícola. Incluso tras la II Guerra Mundial, el Plan Morgenthau proponía la creación de los estados independientes de Alemania del norte (básicamente la antigua Prusia, con su industria confiscada y desmantelada) y Alemania del sur (con una economía basada en la agricultura).

Mapa de Alemania
División norte/sur y este/oeste de Alemania comparados con la 'línea Uerdingen'

Existe una frontera lingüística (la línea de Uerdingen, que divide el país según la pronunciación del pronombre 'ich') que marca casi a la perfección la división entre estados septentrionales y meridionales. Una vez que el medio siglo de separación traumática entre este y oeste comienza a quedar en el olvido, las históricas diferencias culturales entre los norteños (según el estereotipo: prácticos, serios, protestantes) y sureños (volviendo a tirar de tópicos: tranquilos, tradicionales, católicos) marcan de nuevo la verdadera división entre alemanes.

La divergencia norte-sur, una tendencia imparable desde la reunificación

Hace exactamente una década, un artículo del Financial Times ya advertía de que el desarrollo de Alemania era muy diferente a uno y otro lado de la línea imaginaria entre Aachen (Aquisgrán) y Cottbus (prácticamente coincidente con la línea Uerdinger): "El mapa mental que asume un oeste rico y un este pobre –que ha marcado la política y dictado el flujo de subsidios domésticos desde la reunificación– pronto podría ser remplazado por uno nuevo dividido por una línea latitudinal entre Cottbus, en la frontera polaca, y Aachen, la puerta de Alemania a los Países Bajos".

Dicho artículo recogía como en el antiguo oeste los estados del sur generaban más riqueza y empleo que los del norte; mientras que en el antiguo este los estados del sur crecían más que los del norte, acercándose mucho más rápido a la convergencia con el oeste. El antaño rico norte estaba digiriendo mucho peor la revolución tecnológica y la decadencia de la industria pesada, una situación similar a la del 'cinturón de óxido' norteamericano.

Diferencias económicas norte-sur

Diez años después, The Economist revisita el caso, y el sesgo se confirma. Los estados del sur exportan mucho más, generan casi el triple de patentes y tienen 700.000 parados menos que los del norte, pese a que ambas poblaciones son prácticamente iguales. Los datos muestran que las diferencias en PIB per cápita y tasa de paro entre norte y sur han crecido de forma continua en las dos últimas décadas, a la vez que la misma brecha entre este y oeste se ha ido reduciendo de forma continuada.

La tendencia es patente en Dresde y Leipzig, las grandes ciudades de Sajonia (en la parte sur de la antigua Alemania Oriental), ambas con modernas industrias y centros de investigación. En comparación, tienen menos paro y se encuentran en mejor situación económica que ciudades históricamente poderosas situadas al norte de la antigua Alemania Occidental, como Bremen o Hamburgo. Sajonia y Turingia (el otro estado sureño de la antigua Alemania del este) ocupan las dos primeras plazas en calidad educativa entre los 16 estados alemanes, seguidos por dos estados del suroeste (Baviera y Baden-Württemberg).

¿Llegará a ser la brecha norte-sur en Alemania tan relevante como en Italia?

Pese a las diferencias existentes, los indicadores económicos en las diferentes regiones alemanas son bastante homogéneos en comparación con otros países donde existe una fuerte brecha geográfica, como en el paradigmático caso de Italia. Aún estamos lejos de ver en Alemania una situación como la de Italia… sin embargo, podría acabar llegando.

Para empezar, hay que tener en cuenta que la tendencia de los estados del sur a crecer más rápido que los del norte es continua desde la reunificación, y se ha acelerado en la última década. La primera economía de las regiones alemanas, Renania del Norte-Westfalia, era un 50% mayor que la de Baviera en 1991. Hoy son prácticamente iguales y la segunda crece más rápido, de modo que es posible que alcance la primera posición en los próximos años.

La brecha demográfica es clara también: los estados del sur han ganado 1,3 millones de habitantes desde la reunificación (800.000 solo en Baviera), mientras que los del norte han perdido 100.000. Dicha tendencia se mantiene: si en los años 1990 la fuga de talento y mano de obra iba de este a oeste, ahora lo hace de norte a sur.

Y pese a que estas tendencias parecen imparables, es poco probable que las autoridades federales se embarquen en grandes iniciativas para reducir las diferencias regionales entre norte y sur, tras un cuarto de siglo haciéndolo entre este y oeste. Es posible que en un par de décadas ya no hablemos del Telón de Acero, sino de la línea de Uerdingen.

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