La actual crisis económica le ha supuesto a miles de familias españolas la necesidad de recurrir a economías de subsistencia como no recordábamos en muchos años. Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la tasa de ahorro de los hogares volvió a bajar a lo largo de 2012 hasta marcar el nivel más bajo desde que arranca la serie histórica del INE en el año 2000: un 8,2 % de la renta disponible.
El dato es desolador y supone que el ahorro de las familias ha descendido 2,8 puntos respecto a 2011. La explicación es bastante sencilla: las familias españolas apenas ahorran porque disponen cada vez de menos dinero. Lejos queda ya el año 2009, cuando en pleno auge de la burbuja inmobiliaria el ahorro los hogares representaba el 17,8 % de la renta disponible. Desde entonces, no ha hecho más que disminuir. Los principales motivos que esgrime el INE para justificar esta preocupante situación son dos: el descenso de la renta disponible de los hogares, que bajó un 4,2 % en el último trimestre de 2012 respecto a 2011, y la disminución de los salarios, que cayó un 8,5 % en el mismo periodo.
La estadística del INE muestra un panorama bastante desalentador. Según estos datos, un mileurista apenas alcanza a ahorrar 82 euros cada mes, lo que multiplicado por catorce pagas representa un ahorro anual de tan sólo 1.148 euros, cantidad insuficiente para hacer frente a cualquier imprevisto que pueda surgir a lo largo del año.
La sociedad española subsiste como buenamente puede y tira de colchón para conseguir llegar a fin de mes. Es evidente que las subidas de impuestos aprobadas por el Gobierno el pasado año junto con una reforma laboral que permite congelar y bajar sueldos con relativa facilidad han formado un cóctel explosivo que lo único que ha conseguido ha sido contraer el consumo y dilapidar el ahorro. Cualquier persona con un mínimo sentido común estará de acuerdo conmigo en que este no es el mejor camino para salir de la crisis.
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