Las diferentes maneras de remunerar al accionista: recompra de acciones, pago en efectivo con dividendos o pago en acciones

Las diferentes maneras de remunerar al accionista: recompra de acciones, pago en efectivo con dividendos o pago en acciones
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Cuando se aborda el tema de remunerar a los accionistas, las empresas se encuentran ante una variedad de opciones disponibles. Entre las formas más comunes de hacerlo, destacan la recompra de acciones, el pago de dividendos en efectivo y el pago en acciones. Cada una de estas estrategias presenta sus propias características distintivas y beneficios inherentes, y las empresas pueden seleccionar aquella que mejor se ajuste a sus necesidades y metas corporativas.

La recompra de acciones es una táctica que consiste en que la propia empresa adquiera sus acciones en el mercado público. Esta medida tiene como consecuencia la reducción del número total de acciones en circulación, lo cual puede generar un incremento en el valor de las acciones restantes y mejorar el valor por acción para los accionistas existentes. Además, la recompra de acciones se presenta como una forma eficiente de utilizar el excedente de liquidez de la compañía, al tiempo que provee un retorno directo a los accionistas.

Las razones por las cuales una empresa decide realizar una recompra de acciones pueden ser variadas. Entre estas se encuentran el deseo de aumentar el valor por acción, reducir la dilución de las acciones en circulación, enviar señales positivas al mercado respecto a la confianza en el desempeño futuro de la empresa, utilizar de manera eficiente el exceso de capital o, simplemente, restituir el sobrante de recursos a los accionistas.

En el marco de esta práctica, la empresa anuncia su intención de llevar a cabo la recompra de acciones y establece un plan que puede abarcar un período específico. A través de intermediarios financieros, la compañía adquiere las acciones en el mercado abierto o entabla negociaciones directas con los accionistas. Las acciones adquiridas pueden ser canceladas, lo cual conlleva una disminución en el número total de acciones en circulación, o bien pueden conservarse como acciones en tesorería, las cuales la empresa puede destinar en el futuro a otros fines, como retribuir a los empleados mediante la concesión de stock options.

Esta política de recompra de acciones puede tener un efecto sumamente positivo, ya que al reducir la cantidad de acciones en circulación, se incrementa el valor por acción. Al contar con un menor número de acciones en el mercado, los beneficios futuros de la empresa se distribuyen entre un grupo más reducido de acciones, lo cual puede resultar en un aumento potencial del valor intrínseco de cada acción.

Las empresas estadounidenses han recurrido cada vez más a la recompra de acciones. Desde 1997, el monto total de recompra de acciones ha superado los dividendos en efectivo pagados por las empresas estadounidenses. La proporción de empresas que pagan dividendos ha disminuido al 43% en 2018, en comparación con el 78% en 1980, mientras que la proporción de empresas que realizan recompras de acciones ha aumentado al 53% desde el 28% en el mismo período de tiempo. El aumento en el uso de la recompra de acciones se debe principalmente a algunas ventajas clave de este método, que incluyen beneficios fiscales y flexibilidad financiera.

Buyback

En contraposición a la recompra de acciones, nos encontramos con el pago de dividendos en efectivo. Esta modalidad implica que la empresa distribuya parte de sus ganancias a los accionistas en forma de dividendos pagados en efectivo. El monto de estos dividendos se calcula en función de la cantidad de acciones poseídas por cada accionista. Los dividendos en efectivo constituyen una forma directa de recompensar a los accionistas, ya que estos reciben una suma monetaria que pueden utilizar según sus necesidades y preferencias. Además, los dividendos representan una manera de generar ingresos pasivos para los accionistas, lo cual puede resultar atractivo para los inversores que buscan obtener un flujo de efectivo regular y estable.

En lo que respecta al pago en efectivo con dividendos, se destaca que esta práctica implica que la empresa, en virtud de sus beneficios, distribuya una porción a los accionistas en forma de dividendos en efectivo. Estos dividendos se calculan basándonos en la cantidad de acciones que posee cada accionista, de modo que aquellos que cuenten con una mayor participación accionaria recibirán un monto proporcionalmente más significativo.

Los dividendos en efectivo, al proporcionar una suma monetaria directa a los accionistas, se presentan como una forma tangible de recompensar su inversión. Al recibir una cantidad de dinero, los accionistas tienen la libertad de destinar estos fondos de acuerdo a sus necesidades y preferencias personales, ya sea para cubrir gastos cotidianos, invertir en otras oportunidades financieras o incluso reinvertir en la misma empresa.

Además, los dividendos en efectivo también representan una vía para generar ingresos pasivos para los accionistas. Al recibir regularmente dividendos por su participación en la empresa, los inversores pueden contar con un flujo de efectivo recurrente que les brinda estabilidad financiera y les permite disfrutar de los frutos de su inversión sin necesidad de realizar nuevas transacciones o negocios.

Por otro lado, el pago en acciones supone que la empresa distribuya nuevas acciones entre los accionistas en lugar de otorgarles una compensación económica directa. En este caso, los accionistas reciben un número adicional de acciones de la empresa en proporción a las que ya poseen. Este enfoque puede ser especialmente beneficioso para las empresas que buscan conservar su efectivo y utilizarlo estratégicamente para reinvertir en su crecimiento y desarrollo.

Desde la perspectiva de los accionistas, el pago en acciones ofrece ciertos beneficios sustanciales. En primer lugar, esta estrategia incrementa su participación accionaria en la empresa, lo cual les otorga un mayor control y poder de decisión en relación con las decisiones empresariales. Además, al recibir acciones adicionales, los accionistas tienen la oportunidad de compartir los beneficios futuros y el potencial de crecimiento de la empresa. A medida que la compañía prospera y el valor de sus acciones aumenta, los accionistas pueden obtener ganancias sustanciales a largo plazo a través de la apreciación del valor de sus participaciones.

En Europa está más afianzada la cultura del dividendo. Esto se debe en parte a la importancia que se le da a la estabilidad y a la generación de ingresos regulares para los inversores. De hecho, según un estudio de Allianz Global Investors, el 80% de los inversores europeos prefiere el dividendo en efectivo al dividendo en acciones frente al crecimiento del precio de la acción. Y, entre los sectores que más dividendos en efectivo reparten en Europa se encuentran el bancario, el asegurador, el petrolero y el eléctrico.

Además, en muchos países europeos, existen reglamentos y prácticas contables que favorecen el pago de dividendos en efectivo. Estos reglamentos pueden incluir restricciones en la recompra de acciones propias o requisitos de aprobación específicos para realizar recompras. Al mismo tiempo, los dividendos pueden beneficiarse de tratamientos fiscales más favorables en comparación con las recompras de acciones, lo que hace que los dividendos sean más atractivos tanto para las empresas como para los accionistas.

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