Los desacuerdos conceptuales son muy comunes en la mayor parte de aspectos de la vida. Pero cuando tocan un tema tan delicado como el de los jóvenes que –por desgracia- ni trabajan ni estudian, las diferencias deberían ser las mínimas.
Este miércoles, el Ministerio de Empleo, a través del Instituto de la Juventud de España (Injuve) ha publicado un informe en el que cifra el porcentaje de esos jóvenes denominados ‘ninis’ en el 3%. Un dato que choca frontalmente con el de la OCDE, que asegura que el porcentaje de jóvenes que ni estudia ni trabaja es del 26%.
Esta diferencia numérica es consecuencia de la conceptual de la que hablábamos al principio. El Injuve entiende por ‘ninis’ a las personas que no estudian y tampoco trabajan. Por su parte, la OCDE incluye en esta categoría a los jóvenes que no hacen nada pero se encuentran en búsqueda activa de empleo. De ahí se explica la importante distancia entre un porcentaje y otro.
El director del Injuve, Rubén Urosa, se mostró indignado con las cifras aportadas por la OCDE, pues según él, buscar trabajo, ayudar con las tareas del hogar o realizar funciones como voluntario sirven para estar fuera de esa categoría. Lo que parece que se le olvida es que por estas actividades no cobran sueldo alguno. Sobre todo con las relativas a la búsqueda de empleo, en las que sucede al contrario –se suele gastar dinero en desplazamientos, ropa adecuada para algunas entrevistas, etc-.
Maquillaje de datos ante las elecciones
Actualmente, en España el 45% de los jóvenes entre 16 y 24 años está en paro y en el segundo trimestre de 2015 no se generó empleo entre los más pequeños –de 16 a 19 años-, de hecho, el desempleo creció un 6,5% para esta horquilla de edad entre abril y junio, según la última Encuesta de Población Activa (EPA). No obstante, desde Injuve insisten en que, si se eleva ese rango de edad hasta los 29, el paro es menor -quedaría casi el 30%-.
Este argumento no debería ser usado por un organismo público al que todos pagamos, pues es evidente que si se eleva la horquilla de edad hay muchas más posibilidades de que la cifra de paro juvenil se reduzca, pues es precisamente a los más jóvenes a los que más ha afectado –y sigue afectando- la crisis económica. No hay más que ver los datos de la EPA –también elaborada por el Goberno-.
Otra perla que dejó Urosa durante la presentación del informe fue cuando se le preguntó por los jóvenes que se ven obligados a darse de alta en la Seguridad Social como autónomos para poder ser contratados por una empresa. Según el director de Injuve, “los jóvenes son jóvenes, pero no idiotas; si lo hacen es porque les conviene”.
De este modo, el Instituto de la Juventud de España intenta mostrar una imagen sobre el paro juvenil bastante alejada de la realidad. Una realidad en la que jóvenes sobradamente preparados y formados se ven obligados a marcharse de su país para trabajar, a aceptar trabajos para los que no se necesita ninguna cualificación o a darse de alta como “falsos autónomos”.
Ante este informe solo cabe mirar al horizonte. Y el más inmediato, como bien sabemos, pasa por unas elecciones generales dentro de unos meses en las que el PP va a hacer valer su “recuperación económica” para seducir al electorado. Además de realizar promesas como futuras bajadas de impuestos.
La batalla electoral tiene muy pocas cartas para ganarse, pues hay pocas opciones o pocas promesas que no se hayan hecho ya. Eso sí, debe –o debería- librarse con honestidad y respeto hacia el pueblo, pues intentar maquillar cifras y conceptos de mala manera demuestra que el Ejecutivo no confía mucho en la capacidad de deducción de los ciudadanos.