Nueve claves para dar con el plan de pensiones más adecuado a tu edad y perfil de riesgo

Nueve claves para dar con el plan de pensiones más adecuado a tu edad y perfil de riesgo
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Muchas veces se recomienda, con razón, que hay que planificar el futuro. Y, en esa labor, los planes de pensiones son grandes aliados, pero de poco serviría tener una herramienta tan útil si no sabemos elegir el más adecuado para nosotros.

En el mercado existe un gama enormemente amplia de planes de pensiones, y podemos escoger el que se adapte mejor a cada momento de nuestra vida. La flexibilidad en los planes de pensiones es, por tanto, tan importante como la primera elección. De este modo, cambiaremos de plan cuando las circunstancias lo aconsejen.

1) La regla del 120

Un aspecto muy importante en la inversión en planes de pensiones es la decisión de qué porcentaje colocamos en renta fija y cuánto en renta variable. Para ello existen diversas reglas.

Una de las más conocidas es la regla del 120, que prescribe una proporción de inversión en renta variable igual a 120 menos la edad. Así, por ejemplo, una persona de 40 años invertiría el 80% en renta variable y el 20% restante en renta fija, mientras que en otra de 60 años las proporciones serían, respectivamente, un 60% y un 40%.

Nuestra edad puede orientarnos para decidir qué proporción conviene invertir en renta fija y cuánta en renta variable

No es más que una regla orientativa. Otras personas emplean, por ejemplo, un 100 en lugar de un 120, porque tienen mayor aversión a los riesgos. Sin embargo, encierra una enseñanza válida: debemos valorar los planes de pensiones en función del nivel de riesgo, y adecuarlos a nuestra edad.

Generalmente, los más jóvenes pueden soportar mejor los riesgos. Por un lado, disponen de más tiempo para recuperarse después de un mal resultado. Los años que se han dado peor de lo previsto tienden a compensarse con otros que han ido mejor.

Por otro lado, son los grandes beneficiados de que los mayores riesgos se compensan con rentabilidades esperadas más elevadas. Y lo son porque los rendimientos se acumulan y el tiempo del que disponen lo multiplica. Por ejemplo, un uno o un dos por ciento puede parecer poco en un año, pero acumulado a lo largo de varias décadas puede significar una diferencia muy grande en el capital que tengamos en el momento de obtener las prestaciones.

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Debemos reflexionar al ritmo al que queremos dejar de ir tomando riesgos. Habrá personas que, por su forma de ver la vida y sus circunstancias personales, puedan asumir mayores o menores riesgos de los que podría admitir un individuo promedio de su edad. El 120, el 100 o cualquier otra cifra, incluso el 1% anual de proporción mayor cada año de la renta fija, son meras orientaciones que nos pueden servir de referencia.

2) La fiscalidad

Los planes de pensiones tienen interesantes ventajas fiscales para todas las edades, pero que se manifiestan de forma diferente. El objetivo, en todo caso, es aspirar a la mayor rentabilidad financiero-fiscal dado un el nivel de riesgo que podemos aceptar o, si preferimos verlo así, minimizar el riesgo dado el rendimiento que pretendemos alcanzar una vez considerados los impuestos.

Y es que los impuestos influyen de manera notable en los resultados obtenidos en nuestras inversiones. En el caso de los planes de pensiones, la ventaja se produce, principalmente, por dos motivos: podemos retrasar el pago de impuestos y podemos reducir la cantidad que declaramos en determinados momentos hasta un cierto punto (8.000 euros anuales).

Las ventajas fiscales de los planes de pensiones repercuten de manera diferente en función de la edad

Dependiendo de nuestra edad, lo normal es que busquemos uno u otro objetivo. Si somos muy jóvenes, pretenderemos obtener el máximo rendimiento posible, ya que tardará muchos años en tributar. Buscaremos un plan de pensiones más arriesgado.

Si estamos cerca de la jubilación, normalmente, dispondremos de mayores ahorros. Tengamos en cuenta que no es necesario que lo que aportemos al plan de pensiones lo hayamos ahorrado ese año. De hecho, podemos, por ejemplo, desinvertir en otros tipos de instrumentos financieros para colocarlo en nuestro plan de pensiones.

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La mayoría de las personas obtienen sus mayores ingresos al final de su vida laboral, debido a las mejoras de la productividad y los ascensos profesionales, pero también a que los ahorros crecen y dan mayores rendimientos. Es entonces cuando se busca reducir al máximo la cantidad que debemos declarar en el IRPF. Y, normalmente, se hace a través de planes de pensiones de bajo riesgo, para no comprometer nuestros ahorros.

3) El entorno macroeconómico y financiero

Para invertir en planes de pensiones es muy importante saber “leer” bien las condiciones del entorno. En cada época, hay unas circunstancias diferentes y multitud de proyectos empresariales, públicos y particulares con diferentes grados de madurez.

Por ejemplo, en el ámbito empresarial hay empresas emergentes con proyectos muy prometedores a largo plazo y otras con unas perspectivas de mayor estabilidad a corto y largo plazo.

El entorno condiciona los plazos recomendables para cada tipo de inversión

Debemos saber cuál es nuestro horizonte, de cuánto tiempo vamos a disponer para poder percibir los frutos potenciales de cada tipo de proyecto. Normalmente, si somos más jóvenes o toleramos mejor el riesgo, podremos invertir en algunos que resulten, actualmente, menos maduros.

Por el contrario, si somos mayores o queremos correr menos riesgos, será recomendable invertir en proyectos más estables y asentados. Quizá no tengan tanto por desarrollar, pero su solidez aleja la posibilidad de pérdidas importantes.

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Además, es importante tener en cuenta que este fenómeno se produce tanto en renta variable como en renta fija ya que, normalmente, la probabilidad de impago es mayor en proyectos novedosos. De ahí que también los rendimientos que ofrecen sean más elevados.

En ese sentido, los planes de pensiones diseñados para ofrecer el mejor resultado posible dentro de un horizonte determinado son una opción muy interesante. Por ejemplo, Banco Santander ofrece planes de pensiones en función de la edad de jubilación, con la vista puesta en 2025, 2030, 2035 y 2040.

4) La composición del resto de nuestros ahorros

Conviene mantener un equilibrio en nuestras inversiones. Si, por ejemplo, tenemos la mayor parte del resto de nuestro patrimonio en inmuebles, puede ser interesante invertir en planes de pensiones que no dependan demasiado de la evolución de ese sector. O, al contrario, si no tenemos ninguna vivienda en propiedad, puede ser interesante aprovechar las oportunidades de invertir en planes de pensiones que participen de ese sector de una u otra manera.

Conviene equilibrar nuestro plan de pensiones con el resto de elementos de nuestro patrimonio

Con ello, además, conseguiremos una mayor diversificación. El resultado es que, manteniendo las expectativas de rendimiento del conjunto de nuestras inversiones, reducimos la probabilidad de que los resultados finales se separen demasiado de lo esperado.

No obstante, este consejo admite una importante excepción. Si somos amantes del riesgo, entonces, nos dejará de interesar la diversificación.

5) Las comisiones

La comisión que más relación tiene con nuestro perfil de riesgo es la de gestión. Si queremos asumir riesgos significativos, lo normal es que necesitemos una labor profesional más importante en la toma de decisiones de inversión, lo que implicará mayores comisiones.

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Por otro lado, cuanto más jóvenes somos, más atención debemos prestar a las comisiones, ya que su efecto es acumulativo. Ahora bien, siempre hay que compararlas con el servicio prestado. Si gracias a ellas podemos lograr avances en la rentabilidad superiores a lo que pueda suponer de más la comisión, el resultado engrosa cada período nuestras inversiones.

6) Flexibilidad

No solamente es importante saber elegir un plan de pensiones, sino también cambiarlo a lo largo del tiempo. La mejor decisión depende de un conjunto amplio de circunstancias que, en un momento dado, nos pueden llevar a la necesidad de un traspaso, por ejemplo, de un plan más decidido a otro más prudente.

Es decir, en parte, podemos realizar inversiones que se ajusten perfectamente a nuestra edad y perfil de riesgo. Sin embargo, van llegando novedades a nuestra vida que van haciendo recomendables ajustes.

Nuestro plan de pensiones debe reflejar de forma flexible la mejor respuesta ante las circunstancias del entorno en todo momento

Por ejemplo, no vemos la vida igual después de haber tenido un hijo, tras un ascenso, tras sufrir una enfermedad incapacitante, después de comenzar una iniciativa emprendedora, tras recibir un premio o una herencia, etc. Y es vital que tengamos capacidad de respuesta para acomodar nuestra inversión a la mejor decisión en cada momento.

7) Las divisas

La inversión en una divisa diferente a la que utilizamos para realizar nuestros gastos cotidianos supone, generalmente, una forma de incrementar los riesgos. Sin embargo, la mayoría de los ahorradores prefiere eliminarlos.

La medida más normal, en caso de querer reducir los riesgos, es fijarnos en planes de pensiones que solamente inviertan en euros. No obstante, puede haber muchas circunstancias que inviten a tomar otra decisión como, por ejemplo, la necesidad de realizar desembolsos en otras divisas.

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Por ejemplo, si tenemos como objetivo ahorrar un dinero para que nuestros nietos puedan estudiar en los Estados Unidos, lo lógico sería buscar inversiones en dólares. Lo mismo sucedería en otros muchos caso, como el de quien tiene planeado pasar su jubilación en un país con otra moneda.

8) Analizar las campañas comerciales

Las entidades que comercializan planes de pensiones suelen realizar campañas que nos ofrecen alguna ventaja por la contratación de unos determinados planes. Por ejemplo, nos pueden ofrecer una rentabilidad un poco más elevada por apuntarnos. Ello puede hacer que, gracias a ese incentivo, un determinado plan pase a constituir nuestra mejor opción.

9) Ayudarse de la tecnología

Hoy en día es posible disponer de una gran cantidad de información sobre planes de pensiones a través de internet. Podemos consultarla en cualquier momento y lugar, comparar con otras posibilidades, realizar nuestros cálculos, etc.

Por ejemplo, Banco Santander, nos ofrece un útil simulador de plan de pensiones que, en base a unos pocos datos, nos provee información muy necesaria para comprender cómo podemos planificar nuestra jubilación.

La tecnología, en especial los simuladores, pueden convertirse en el gran aliado que nos facilite la toma de decisiones de inversión en planes de pensiones

Por un lado, nos describe cómo sería nuestra jubilación: cuánto nos quedaría de pensión por la Seguridad Social, cuál puede ser el ahorro fiscal anual y cuánto podría ser lo que nos ahorremos en impuestos a lo largo de los años.

Además, por otro lado, nos facilita opciones para mejorar nuestra jubilación gracias a los planes de pensiones en función de cuál sea el riesgo que estemos dispuestos a asumir.

Jubilados Jugando Ajedrez

Merece la pena dedicar algo de tiempo a una decisión, como la de elegir plan de pensiones, que puede cambiar nuestro futuro y, por tanto, condicionar nuestro presente.

Fotos | Unsplash

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