
Durante años, el modelo de financiación Buy Now, Pay Later (BNPL, por sus siglas en inglés) fue presentado como una revolución en el consumo minorista. En pocas palabras, se traducía en permitir a los usuarios pagar sus compras en cuotas sin intereses, de forma casi instantánea y sin pasar por los filtros de una tarjeta de crédito.
Una solución ideal en la era de la inmediatez para incentivar el consumo. Pero tiene cara B: a medida que la economía se enfría y los bolsillos se tensan, empiezan a surgir problemas, los impagos aumentan y el negocio muestra signos de fatiga.
El auge del BNPL en tiempos de euforia
El crecimiento del sector BNPL ha sido meteórico durante años. Solo en 2025, los pagos realizados a través de plataformas BNPL superarán los 560.000 millones de dólares a nivel global, con actores como Klarna, Afterpay, PayPal o Affirm liderando el mercado según Fintech Futures.
El atractivo de esta propuesta está claro: es fácil de usar, queda libre de comisiones y, en teoría, promete mayor control financiero en un contexto de inflación. Por el contrario, no deja de incentivar un consumo que quizá no todos los bolsillos pueden permitirse…
Klarna duplica sus pérdidas
Así lo muestran los últimos resultados de Klarna, uno de los gigantes del sector, cuyas cifras han mostrado la otra cara de este fenómeno de masas.
En el primer trimestre de 2025, la empresa duplicó sus pérdidas netas respecto al año anterior, hasta los 99 millones de dólares. Según Financial Times, los impagos han crecido un 17 %, alcanzando los 136 millones.
Si bien Klarna aumentó sus ingresos y sigue sumando usuarios, su previsión de salir a bolsa, que esperaban numerosos inversores, ha quedado en pausa, a la espera de un entorno económico más estable.
Además, los problemas no se limitan a las plataformas. Solo en EE. UU., la Oficina de Protección Financiera del Consumidor (CFPB) advierte que el uso intensivo de BNPL puede derivar en una acumulación de microdeudasdifíciles de rastrear, sobre todo, si se combinan con otras formas de crédito no garantizado.
Paga luego, (ahora) compra comida
La CFPB alerta de este patrón, que ya preocupa, en su informe (Consumer Use of Buy Now, Pay Later and Other Unsecured Debt) donde señalan que muchos usuarios utilizan los sistemas BNPL para adquirir productos y servicios esenciales (alimentación o transporte), y donde un 41 % reconoce haber incurrido en algún retraso de pago en el último año.
La tendencia también se refleja en informes de consumo, donde se puede observar que uno de cada cuatro usuarios ha utilizado BNPL para comprar comida. En los buenos tiempos, cuando la economía marcha, este modelo podía parecer sostenible, sin embargo, en época de “vacas flacas” (en contextos de tipos altos, inflación persistente y menor poder adquisitivo), el margen de maniobra se reduce.
Más regulación (aunque no en todas partes)
Algunos países ya han empezado a reaccionar. En Reino Unido, por ejemplo, a partir de 2026 las empresas BNPL deberán realizarcomprobaciones de solvencia, informar con claridad sobre posibles recargos y reportar los impagos a las agencias de crédito según The Scottish Sun.
Por el contrario, Estados Unidos esquiva esta bala.La CFPB ha decidido no priorizar la supervisión del sector por ahora, lo que ha generado críticas según Holland & Knight.
¿El modelo BNPL está condenado al fracaso? No, y ofrece una vía de financiación útil a millones de personas, democratizando el acceso al consumo online. Sin embargo, el enorme crecimiento combinado con una regulación débil y un entorno económico hostil obligan a un análisis más profundo.
Hoy, si las plataformas no ajustan sus filtros de riesgo y los reguladores no definen límites claros, los impagos podrían convertirse en una bola de nieve para consumidores y empresas. El “compra ahora, paga después” parecía un buen negocio para todos. Pero es lo que tiene el “crédito fácil”, que lo es, hasta que deja de serlo. A menudo, cuando más falta te hace.