La venta de coches eléctricos se desploma y se sitúa ya un 35% por debajo de las previsiones del Gobierno

La venta de coches eléctricos se desploma y se sitúa ya un 35% por debajo de las previsiones del Gobierno
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El sector del automóvil no atraviesa su mejor momento en España y ha cerrado 2022 con un descenso notable de las matriculaciones en comparación a 2021, cosechando un 5,4% menos. Este dato se agrava en el segmento de los vehículos eléctricos, donde se registra un 34,7% menos sobre la cifra fijada.

En total han sido 813.396 coches matriculados con respecto a los 859.477 vehículos que se registraron en 2021, destacando especialmente las cifras de diciembre, donde se alcanzó una caída sin precedentes del 14,1%. Ante esta situación el Gobierno enciende las alarmas, pues los datos se posicionan en un 35% menos que antes de la pandemia y por debajo de la hoja de ruta que marcó al inicio del curso.

Habría que analizar de cerca el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que señala que para 2030 deberían circular por las calles de España unos cinco millones de vehículos eléctricos, englobando también al transporte público. Para alcanzar esa cifra, la patronal de fabricantes de coches, Anfac, fijó unas metas anuales de forma conjunta con el Gobierno.

Según los cálculos de la patronal, en 2022 tendrían que haberse vendido 120.000 turismos electrificados (tanto eléctricos puros como híbridos enchufables), pero el año pasado solo se entregaron 78.329 turismos eléctricos nuevos. Además de éstos 48.000 era enchufables, ya que si solo se contasen los puros no se alcanzarían ni por asomo dichas cifras. De este modo, 243.267 vehículos alternativos vendidos son híbridos, es decir, un 25,63% de la cuota de mercado. Al englobar tanto al híbrido no enchufable como al híbrido de 48 Voltios, se está dando cabida a una modalidad que tiene la pegatina ECO de la DGT pero que apenas rebaja unas décimas el consumo. Lo cual demuestra que en nuestro país aún no consiguen arrancar los coches de mayores baterías.

Por consiguiente, los vehículos eléctricos representaron en España el 9,63% de las matriculaciones, y el 8,8% si se consideran a vehículos industriales y comerciales. Unas cifras muy por debajo del 20,6% que suponen los turismos eléctricos en Francia, del 20,7% que representan en Reino Unido y del 26,2% de Alemania.

Las cifras por tipologías

Si comparamos la venta de coches eléctricos en España con respecto a 2022 veremos un crecimiento del 31,28%, pero está muy lejos de los mercados punteros europeos y de las previsiones que situaban a finales de 2022 al coche eléctrico en el 13%. Con respecto a las motocicletas eléctricas, éstas crecieron un 53% con respecto a 2021 (10.181 unidades). Los triciclos eléctricos multiplicaron por cinco sus cifras (381,4%), pero solo se registraron 207 matriculaciones. Por su parte, los microcoches eléctricos representaron el 42,8%, es decir, 1.351 unidades.

Las posibles causas

Aunque la principal causa es la elevada inflación y los tipos de interés, que ha reducido considerablemente el poder adquisitivo de los españoles, el director de comunicación y marketing de ANFAC, Félix García, señala a factores exógenos como la guerra de Ucrania o los confinamientos por política de Covid Cero implantados en China.

En España tampoco existe una clara concienciación en pro de los vehículos eléctricos, y los conductores siguen prefiriendo los de combustión o los de una ligera hibridación.

Las previsiones

De cara a 2023 no son demasiado halagüeñas, pues según el propio Félix García podríamos estar ante un crecimiento de apenas el 5% (870.000 unidades), a lo que se le sumaría un 10% adicional si se solventan los problemas económicos, sanitarios y armados globales, es decir, unas 960.000 unidades.

La situación pasará a ser crítica para ciertas plantas automovilísticas del país como Ford, Stellantis o Volkswagen, que plantean reajustes de plantilla considerables.

La responsabilidad del Gobierno

A esta situación tan crítica se llega también por una falta de aplicación de políticas prácticas por parte del Gobierno, en comparación con otros países vecinos. De este modo, los incentivos fiscales, los programas de ayudas a la compra y la infraestructura de recarga, tan escasa en España, hacen que el sector no avance.

De hecho, en Portugal, que se cuenta con un menor poder adquisitivo, los coches eléctricos son más caros que los de combustión pero, aún así, representan una cuota del 20,6%.

Desde Anfac, tal y como han declarado al diario ‘El País’, ven al Gobierno como principal responsable al no acelerar la prohibición de ventas de coches de combustión tal y como están haciendo otras marcas y países para alcanzar el objetivo de vender vehículos de cero emisión en Europa de cara a 2035.

Además, la elaboración del mapa de puntos de recarga corre a cargo del Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía (IDEA), que tenía hasta mayo de 2022 para publicarlo, según la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, pero aún no lo ha hecho.

Es curioso pero en España solo se cuentan con 16.565 puntos de recarga públicos para coches eléctricos, de los cuales el 81,5% son de baja potencia (apenas 22 kW). Por consiguiente, solo hay 412 puntos que permiten cargar el vehículo en menos de 30 minutos, ya que en el resto se tardará entre tres y 19 horas.

Hay países como Noruega con una cuota de vehículos eléctricos de un 74,4%, y eso se debe al desarrollo de medidas como la supresión del IVA y del impuesto de matriculación para estos coches. Le siguen Islandia con un 34,5% y Suecia con un 30,10%.

Plan Move

Desde el Ejecutivo se puso en marcha el Plan Move III, vigente hasta diciembre de 2023, que otorga un programa de ayudas a la compra de vehículos eléctricos y a la instalación de puntos de recarga, sumándole 400 millones de euros extra, lo que hacen un total de 1.200 millones. Varias comunidades autónomas habían agotado ya los fondos que les correspondían, por lo que se otorga esta ayuda extra.

No obstante, diferentes asociaciones empresariales del motor han protestado ante la lentitud del Gobierno para ofrecer estas ayudas y que deban tributarse como un rendimiento del trabajo en la declaración de la renta. Todo ello no impulsa la venta de vehículos eléctricos, tal y como ocurre en Portugal.

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