Desde que esa guerra ciber-social tan real es guerra ciber-social a campo abierto, el tema de las vacunas ha estado en el punto de mira de la propaganda, puesto que sabían perfectamente que iba a ser una solución final que iba a acabar llegando para acabar con la socialmente agitadora (y agitada) debacle de la pandemia.
No obstante, a pesar de la polarización extrema en la que siempre pretenden instalarnos a todos para confrontarnos, ni todo es blanco, ni todo es negro, sino que debemos atenernos una vez más a toda la extensa gama de grises intermedia que hay también en este tema. Y es que vacunas y farmacéuticas las hay más de fiar, menos de fiar, y sobre todo las hay para las que todo vale con tal de hacer dinero. Pero luego también están las que tienen más clara su función y vocación socioeconómica, con un papel protagonista en la solución del temible Coronavirus.
Sin entrar en debates propagandísticos, ni tampoco en airadas imposiciones por las bravas, hoy analizaremos todos los datos disponibles (como siempre con objetividad) para que ustedes mismos valoren qué y quién hace qué, y por supuesto con el foco puesto en esa Socioeconomía que se hace imprescindible también aquí. Es precisamente el enfoque soocioeconómico el que deben mantener nuestros dirigentes, al menos si lo que quieren es de verdad acabar cuanto antes con todo ese dolor socioeconómico extremo de la pandemia. Y por cierto, es ante todo esto que sufrimos ahora ante lo que fuimos de los primeros en advertirles allá por el 3 de febrero de 2020, a pesar de las terribles críticas (e incluso insultos) que nos vertieron por ello.
El negociazo del pastel de las vacunas (y de más material fármaco-sanitario) contra el Coronavirus en cifras objetivas
Realmente, el desarrollo de la vacuna ha sido una carrera contrarreloj, en la que por cierto la Ciencia ha demostrado una vez más el gran pilar fundamental que es a la hora de sostener nuestras socioeconomías y aportarnos bienestar y felicidad (de la de verdad). Muchas farmacéuticas han dado un paso al frente ante la situación de debacle mundial, y han asumido con responsabilidad el papel que la Historia les ha otorgado en esta pandemia. Bastantes farmacéuticas han dedicado ingentes sumas de dinero a investigaciones que en otras condiciones habrían sido abordadas de otra manera más cauta empresarialmente, pues abrían vías de salvación pandémica. Pero sin embargo muchas de esas investigaciones inmunitarias no les aseguraban para nada poder llegar a buen puerto en tan poco plazo, a fin de rentabilizar su esfuerzo e inversión. No nos engañemos, las farmacéuticas están ahí para ganar dinero, son empresas privadas con la rentabilidad económica como objetivo principal (que no único), pero eso no quita que en esta película tan real haya habido verdaderos héroes con vocación a la altura de su función socioeconómica.
Y en especial entre esas heroicidades, aparte del personal sanitario que ha estado en la trinchera jugándose la vida (y hasta perdiéndola), tenemos a esos investigadores bio-sanitarios que han dedicado ingentes cantidades de esfuerzo personal no remunerado como debiera, de horas que no tienen que han quitado a sus familias e hijos, de trabajo hasta altas horas de la madrugada, incluso investigadores de edades bastante “senior” que han dedicado todas sus energías a acabar con el maldito bicho infecto, pero sobre todo investigadores que han puesto en juego incluso su reputación como profesionales, bajo el peso de la gran responsabilidad que les ha caído encima como una losa tras la llegada del funesto Coronavirus.
Pero ahora bien, como les decía antes, ninguna empresa puede permitirse quebrar para salvar el mundo mientras la competencia sobrevive rentabilizando las investigaciones ajenas, y así todas las farmacéuticas que han sacado una vacuna, obviamente lo han hecho por un módico precio. Y que todas tengan un precio no significa que en algunos encomiables casos algunas de ellas no hayan hecho incluso un esfuerzo, sacrificando buena parte de la rentabilidad de su producto, a fin de que el remedio para este mal llegue a cuantos más mejor, y consiguiendo así la tan ansiada inmunidad de rebaño. También hay que decir que ese compromiso socioeconómico visto en algunos casos tampoco viene directamente determinado por el precio de cada vacuna: ni los laboratorios con las vacunas más caras son los más “individualistas”, ni los que han puesto en el mercado vacunas más baratas son los más “solidarios”.
Todo esto más bien depende también de los costes de investigación que ha asumido cada farmaceútica, de si las técnicas inmunitarias desarrolladas eran nuevas y de resultado incierto o eran ya probadas con una rentabilidad más asegurada, del dinero recibido de primeras en cada caso para poder empezar de forma co-financiada unas investigaciones para las que había mercado asegurado pero no producto ni garantía de conseguirlo. Las varas de medir no son simplemente los precios, eso sólo es la escala comparativa de lo que nos va a costar a nosotros inmunizarnos, que no de todo lo que ha habido detrás hasta que usted recibe su debido pinchazo. Y ese dato concreto y parcial del precio de venta lo vamos a aportar a continuación para las principales vacunas existentes en el mercado pandémico en este preciso momento. Vaya por delante el reconocimiento de un servidor a la labor de excelente investigación periodística por parte de la fuente de los datos de partida que tomamos en este análisis, y que es uno de esos medios internacionales que, independientemente de su sesgo (todos lo tenemos en alguna medida), aportan grandes dosis de progreso al ecosistema socioeconómico, con periodismo del de verdad. La fuente de datos concreta del tema de hoy: el diario británico The Guardian.
Las vacunas y las farmacéuticas al desnudo…
The Guardian publicó recientemente un extraordinario artículo, que sólo puede ser fruto de minuciosos análisis de balances empresariales, de contratos públicos (los publicados), y del propio mercado de las vacunas. Lamentablemente, los datos ha sido materialmente imposible que sean 100% homogéneos y comparables, porque este mercado ha sido bastante opaco, y salvo la UE y EEUU que con sus limitaciones (mayormente impuestas) han sido de los más transparentes, lo cierto es que aquí hay mucho secretismo y poca transparencia, especialmente en terceros países. Será que la propaganda necesita sembrar la desinformación y evitar las comparativas, para “sacar tajada” bien sea con sus propios intereses, bien sea para inocularnos la desconfianza a nosotros y deteriorar la imagen de nuestras instituciones y empresas.
Pero aún así, el resultado de The Guardian ha sido un artículo excepcional (los datos son de hace poco más de un mes, y han podido sufrir alguna variación), que a su vez nos sirve a otros medios de análisis más “opinativo” para traerles a sus pantallas un análisis como el presente. Los datos recabados por The Guardian son los siguientes (les recomiendo encarecidamente la lectura del artículo original completo, pero les extraigo aquí yo sólo los datos más relevantes, únicamente tomados de base, y de paso se los traduzco para los que no hablen inglés):
1) Pfizer/BioNTech. Basada en la técnica nueva y no probada a largo plazo del RNA. Problemas logísticos por la necesidad de conservarla a -70 grados Celsius. Necesidad de dos dosis para inmunizarse, pero puede acabar siendo necesaria sólo una. Tiene pedidos a nivel mundial de 780 millones de vacunas, de ellas 200 millones de dosis son de EEUU por 39$/las dos dosis, y 300 millones de dosis de la UE por 30$/las dos dosis. 40 millones de dosis irán para el fondo COVAX destinado hacia países de baja renta. La facturación global conjunta de este dúo empresarial estimada por un analista de Barclays (no sólo por esta vacuna) es de 21.500 millones de dólares en 2021, 8.600 en 2022, y 1.950 en 2023, bajo el supuesto de que finalmente se demuestre que se requiere una única dosis para alcanzar la inmunidad. Como ven por la curva descendente de negocio total, resulta evidente que la cifra de negocio por el Coronavirus para ésta (y otras) farmacéuticas es de bastantes miles de millones.
2) Moderna. Igualmente basada en la nueva técnica del RNA. Menores problemas logísticos por reducir la temperatura de conservación hasta los -20 grados centígrados. También dos dosis para alcanzar la inmunidad. Tiene pedidos de 17 millones de dosis para Reino Unido, 50 para Japón, 300 para EEUU, y finalmente 310 millones para la UE, con opción a otros 150 millones en 2022. El precio es de 30$ las dos dosis en EEUU y de 36$ en la UE. La facturación global de la compañía estimada por otro analista de Barclays es de 19.600 millones de dólares en 2021, 12.200 en 2022, y 11.400 en 2023, pero en este caso en el supuesto de tener que acabar administrando vacunas de forma recurrente. Por ello este dato no acaba de ser comparable con Pfizer, si bien de nuevo revela unas cifras de negocio pandémico milmillonarias.
3) Johnson&Johnson. Basada en la técnica tradicional de tomar otro virus ya conocido para elaborar una vacuna contra un nuevo virus; en este caso se tomó el Adenovirus-26, una variante poco frecuente de uno de los virus más comunes del catarro humano. Temperatura de conservación de simple refrigeración. Una única dosis. Cuenta con 400 millones de dosis vendidas a la UE, 800 millones a EEUU (desvelado en este otro artículo), 30 millones a Reino Unido con opción a otros 22 millones, y 500 millones para COVAX. La compañía aspira a hacer una cifra de negocio de 10.000 millones de dólares sólo con esta vacuna. EEUU está pagando la dosis a 10$.
4) AstraZeneca. Basada en la técnica tradicional de tomar otro virus no peligroso para el ser humano e instrumentalizarlo como vector, para que así provoque la respuesta de nuestras defensas al código genético del verdadero virus objetivo, en este caso el Coronavirus. Es el ADN del Coronavirus lo que se nos inocula gracias a ese virus-vector, que en este caso es uno de los del catarro de chimpancé (modificado para la ocasión). También la temperatura de conservación es de simple refrigeración, y requiere de dos dosis. A pesar del lamentable desarrollo de los hechos contractuales y no contractuales por la parte británica(-sueca), la UE en su momento confió en esta compañía comprándole 400 millones de dosis, Estados Unidos le compró 300 millones, Japón 120 millones, y Reino Unido 100 millones de dosis. Analistas del sector prevén que las cifras de AstraZeneca sean en 2021 de ventas por 1.900 millones de dólares y en 2022 de 3.000 millones, aunque el desarrollo de los acontecimientos posterior ha hecho que sólo en 2021 sus cifras puedan catapultarse si consiguen su objetivo de vender 3.000 millones de dosis.
La compañía decía que se comprometía a suministrar la vacuna sin ánimo de beneficio (teóricamente), y a un precio entre 4,30 y 10 dólares por dos dosis. Ésta es la primera anomalía en las declaraciones públicas de esta compañía y lo que luego muestran sus cifras, pues no es algo consistente decir que distribuyes tu vacuna sin ánimo de beneficio durante la pandemia (lo cual de por sí ya es algo extraño en una compañía privada), y luego que tu horquilla de precios marque entre el mínimo y el máximo de lo que cobras más de un 130% de incremento. ¡Menudo rango para no ser supuestamente con ánimo de beneficio en toda su (gran) extensión! Pues salvo que den más justificaciones inexplicables a priori, si es como dicen sin más, o bien sí que ganan su buen dinero con las vacunas que venden por el máximo precio, o bien incluso pierden inexplicablemente dinero con las que han vendido al mínimo. Especialmente lo segundo, aquí hay algo que cuadra menos que un caballo.
5) Sinovac (la vacuna china). Basada en la técnica tradicional de inocular un virus inactivo. Tratándose a partir de este punto de compañías no pertenecientes a países desarrollados, aquí la calidad de las cifras y lo que sus responsables han querido desvelar ya empieza a deteriorarse muy significativamente. Los pocos datos disponibles (y a saber lo que luego se aproximarán a la realidad) son que la compañía china ha firmado acuerdos de venta con Brasil, Chile, Singapur, Malasia y Filipinas. Además, Turquía e Indonesia la han acabado expulsando de sus planes de vacunación en marcha. Todos estos contratos han sido por cantidades de dosis y cifras de venta bastante opacas, y aunque The Guardian estima que la compañía va a tener ventas de miles de millones de dólares, lo cierto es que no pueden afirmar ni una cosa ni la contraria, y que lo que mayormente tan sólo ha trascendido ha sido casualmente la cifra más “bonita” y “vendible” de que van a suministrar 10 millones de dosis al fondo Covax. Igualmente, los precios de la vacuna china son dispares y opacos, y mientras se dice que en China en algunas ciudades ha sido valorada en 60$ por dos dosis, el partner indonesio que la distribuye en su país, y que se dice que ha encargado como mínimo 40 millones de dosis, afirma que la va a vender por 27,20$ las dos dosis en ese país. Sí, estos datos se les harán más que escasos tras la infinitamente mejor calidad de los de las compañías de países desarrollados, pero las cifras chinas no pasan de aquí: ya nos explicarán los chinos el porqué de tanto secretismo (va a ser que no lo harán). Y por cierto, que las cifras de efectividad de la vacuna, que los chinos publicitaron a los cuatro vientos, chocaron frontalmente con la realidad de los resultados en los primeros países fuera de China y que optaron por esta vacuna: en Perú, un ensayo clínico ya arrojó que la vacuna china sólo tuvo allí una efectividad de entre el 11% y el 33%. Diría que algunos considerarán (no sin razón) que ponerse esta vacuna es como jugarse la salud en un casino de Macau, aunque tal vez consideren que es mejor que jugársela a la ruleta rusa.
6) Y por último llegamos al caso de la vacuna Sputnik, estandarte de la ciencia y del poderío ruso. Basada en la técnica tradicional de utilizar un virus conocido, en este caso de nuevo el Adenovirus. Requiere dos dosis. Aunque no ha sido aprobada en la UE por el momento, lo cierto es que países como Hungría y Eslovaquia han adquirido dosis de su generación Sputnik V. En todo el mundo, más de un total de 50 países han afirmado haber adquirido la vacuna, e incluso la anglo-sueca AstraZeneca ha optado por investigar la opción de distribuir una versión de su vacuna de dos dosis combinada con la Sputnik. De nuevo las cifras anteriores son prácticamente todo lo que los rusos han querido desvelar, y The Guardian vuelve a estimar a “grosso modo” ventas de esta vacuna por importe de miles de dólares, pero supongo que por decir algo: saberlo no lo saben ni a ciencia cierta ni a falsa. Como siempre ocurre en ciertas órbitas, la información es información celosamente reservada (de nuevo a saber por qué). Como ya enlazaba The Guardian, parece que los desarrolladores rusos de esta vacuna están trabajando para conseguir que fabricantes de otros países les permitan vender conjuntamente 1.400 millones de dosis, y que el precio de venta rondaría los 20$ o menos por las dos dosis, aunque en Rusia la están distribuyendo sin coste.
La efectividad de la vacuna rusa apunta al menos a que supera a la de la china, pero en este caso los resultados y las cifras que los rusos han publicado incluso se han visto envueltas en sonoros y sonrrojantes escandalazos. Es lo que pasó cuando la revista decana en medicina The Lancet publicó inexplicablemente unas cifras de resultados de la vacuna rusa totalmente inconsistentes. Diversos científicos occidentales explicaron que esos resultados eran inverosímiles, pues eran idénticos en múltiples casos, un extremo totalmente imposible en pacientes diferentes y con distintas medidas. Todo apuntó a que los resultados rusos eran mayormente producto de un puro y burdo copy-paste. Así que fiabilidad y credibilidad la justa también en este caso. Igualmente fue sonora la polémica surgida con las primeras cifras que arrojó la administración masiva de la Sputnik V en un país fuera de Rusia, y en Argentina por fin se vieron las cifras reales de casos adversos, de muertes y de efectividad de la vacuna rusa. No fueron ni de lejos todo lo buenos que deberían haber sido. De hecho, aunque un caso individual no es significativo por muy dirigente que sea, en el país del Cono Sur hasta su propio presidente acabó contrayendo la enfermedad a pesar de estar vacunado.
Y hay otras muchas vacunas, algunas en desarrollo, y otras ya en el mercado, pero aquí sólo hemos expuesto las principales y/o las más conocidas. De hecho, algunas en desarrollo son vacunas realmente prometedoras. A pesar de la flagrante escasísima presencia de la inversión pública en la investigación de vacunas en España (aunque sin embargo el dinero público español luego fluye por centenares de millones hacia aerolíneas extranjeras sin apenas justificación para el interés nacional), pues sí: va a haber una vacuna española muy prometedora, y (casi) exclusivamente gracias al gran nivel científico de este país, además de gracias a la entrega y a la profesionalidad de buena parte de sus investigadores (que no de sus políticos). Y les digo que es prometedora por varios motivos e innovaciones, entre los que destaca la facilidad de su logística y administración, pues se administra simplemente por vía nasal. Vamos, que se la puede incluso llegar a poner uno en casa si cumple con otros requisitos de seguridad en la administración. La gran pena de este país es que esa vacuna igual ya llega demasiado tarde a un mercado que es masivo precisamente ahora, y con el que España S.A. podría haber tenido grandes beneficios, y no sólo económicos: habría salvado miles de vidas, habría puesto a nuestra ciencia en el lugar internacional que otros nos niegan, obtendríamos réditos reputacionales, y sí, además de todo eso, grandes beneficios tanto empresariales como fiscales. Pero esta innovadora vacuna lo más probable es que llegue al mercado demasiado tarde, como por cierto a menudo nos pasa a los sufridos españoles: si la inversión pública en vacunas de este país hubiese sido otra, muy probablemente nuestra vacuna habría llegado mucho antes al mercado. Ahora bien, si se confirma que el Coronavirus va a convivir con todos nosotros a partir de ahora, y que nos tendremos incluso que vacunar de forma recurrente, entonces esta vacuna “made in Spain” sí que puede tener su ocasión de oro (eso si no nos la malvenden a empresas extranjeras, como suele suceder).
Pero la lluvia de millones no ha caído toda exclusivamente en empresas occidentales, y en realidad casi es aquí donde menos ha repartido lucrativas riquezas
Evidenciada por cifras millonarias como las publicadas por The Guardian, la realidad es que uno de los casos más mediáticos de nuevos ricos surgidos al calor de la pandemia y de sus vacunas ha sido el de los dueños de BioNTech: sus acciones en concreto han experimentado una revalorización espectacular que ha hecho a sus dueños milmillonarios. Y es que, tal vez merced a la transparente y comprometida prensa occidental, o tal vez producto de la siempre tóxica propaganda, parece que aquí sólo se han enriquecido empresas y empresarios occidentales (o emigrados a Occidente). Lo cierto es que la realidad es radicalmente distinta, y hay en el mundo un total de 40 nuevos milmillonarios consecuencia del mercado de vacunas y de otros productos fármaco-sanitarios, que han experimentado una explosión al alza por la pandemia. En esa lista forrada de dinero el dato menos “propagandeado” es que, entre estos nuevos multimillonarios, hay también muchos nuevos ricos de China. De hecho, sin ir más lejos, es un chino el que lidera la clasificación por enriquecimiento (6.800 millones de dólares para él “solito”), y sacando más de un 50% de opulenta ventaja al siguiente de la lista.
El tercero de la lista con 4.200 millones de dólares de ganancias pandémicas, y casi en igualdad con el segundo, también es ciudadano chino. Otros ilustrativos ejemplos es que el quinto de la lista, con 3.600 millones, es un ciudadano canadiense pero con intereses empresariales en China, o el sexto es otro ciudadano chino con 2.500 millones, al igual que el séptimo y el octavo en empate técnico con 2.400 millones cada uno. Vamos, que casi que son lo de menos los beneficios de esas farmacéuticas occidentales tan conspiranoicamente acusadas de ser hasta usureras en los cutre-hilos de Whatsapp y en los vídeos improvisados de Youtube. Y vaya por delante que, ramplonas propagandas para incautos aparte, un servidor considera que es de valorar que hayamos tenido suministros esenciales por parte de todas estas (y más) empresas. Pero ello no quita que haya que fijarse también en cómo algunos estados como China no han dudado de usar su maquinaria de propaganda para instrumentalizar sus suministros pandémicos. Pretenden así sacar de ello también rédito político y geoestratégico en la decisoria Europa frente al actual líder capitalista, que son unos EEUU con los que están en clara pugna por la hegemonía mundial.
La guerra de las vacunas está ahí, y hay muchos miles de millones en disputado juego (y tal vez mucho más)
Tal y como ha quedado fehacientemente patente tras los datos anteriores, aquí hay un mercado masivo que todos se quieren comer, que representa mucho mucho mucho dinero, y mucho más en influencia geoestratégica (y a saber en qué más). La salud de los ciudadanos para algunos es lo de menos, y tratan de vender únicamente una solución a un problema macroeconómico, facilitando alcanzar la inmunidad de rebaño. Algunos fabricantes y dirigentes mundiales parecen preocuparse estricta y exclusivamente por, vender unos, y solucionar “de un plumazo” otros, tan sólo quitándose de encima el “marrón” que les ha caído encima. Un asunto que en parte también ellos mismos han teñido de marrón todavía más intenso (casi negro), con gestiones preventivas que dejan mucho que desear, y que son la mejor y casi única opción para minimizar el daño del Coronavirus.
Aparte también está esa fuerte componente geoestratégica que les decía antes, evidenciada por la inusitada agresividad con la que la propaganda se está esforzando por desinformar a la hora de juzgar las distintas vacunas, azuzando la desconfianza sólo hacia las farmacéuticas occidentales. Y es que, tras un tema así de crucial, va en juego que el país que te ha aportado la “solución final” gane reputación, influencia socioeconómica, y agradecidos adeptos en el país finalmente vacunado de forma masiva con su vacuna. Pero esto estaba asumido, pues la propaganda es así de predecible y mortal a partes iguales. Tampoco supone nada nuevo que no hayamos visto tantas veces a lo largo de la Historia, con imperios que caen y dictaduras que surgen. Pero es la responsabilidad de nuestros dirigentes el no dejarse ensuciar por ese juego, y decidir con higiene, limpieza y respeto en las decisiones de aprovisionamiento que deban tomar.
Aquí lo verdaderamente censurable es que nuestros dirigentes occidentales, sí, ésos nacidos de entre nosotros mismos y a los que hemos confiado el poder con nuestros votos, ésos que se deberían deber únicamente a su pueblo, y ésos que teóricamente no deberían tener ninguna ambición más allá del bien común, precisamente ésos deberían estar ahora contrarrestando y poniendo coto con contundencia a todas y cada una de esas maniobras de la propaganda de las vacunas, y a los países que están detrás de ella. Porque nuestros dirigentes siguen dejando mucho que desear incluso a la hora de simplemente gestionar, sin ir más lejos con los mismos planes de vacunación, que en la práctica son como conseguir que el rebaño pase sumisa y ordenadamente por el pinchazo del veterinario al son de la trompetilla de una corrida de toros. A algunos no parece importarles demasiado la dimensión personal del asunto, y parecen preocuparse más bien sólo de nuestra inmunidad como rebaño, que no como ciudadanos individuales. Pero tengan en cuenta que, aunque usted macroeconómicamente sólo sea un número de DNI y de Seguridad Social, sus hijos no tienen otro padre ni otra madre.
Y esa dimensión de sensibilidad personal muy mejorable es la que se echa de menos en nuestros mandatarios, y cuya ausencia exige un rediseño profundo de los planes de vacunación. No somos asépticos números de la seguridad social haciendo fila para pincharse. Somos ciudadanos preocupados, con sus circunstancias, con sus inquietudes, con sus familias, con sus propias opiniones que pueden llegar a ser tan válidas o más que las del máximo dirigente según sea el caso, y las cuales no se pueden ignorar como si no importasen, especialmente cuando la vida que está en juego es la nuestra. Debemos contar y que se cuente con nosotros como individuos; pero claro, para algunos la erótica del poder consiste precisamente en la sensación que produce mandar sobre los demás porque sí, y en especial al decidir por nosotros como si de simples niños se tratase. Esa esencial vuelta hacia el idealismo socioeconómico en Occidente pasaría por apartarse públicamente de los intereses de terceros, y de lo más lucrativo del mercado revelado por las cifras y riquezas anteriores. Nuestros dirigentes deben hacer más y mejor para demostrar que se guían estrictamente por velar por la salud y por el respeto a sus ciudadanos, además de por defender nuestras socioeconomías con uñas y dientes. En España concretamente seguimos esperando ver políticos a la altura de la gran ciudadanía que hay en este país, y de hecho, entre otras muchas cosas, esperamos un plan de vacunación diseñado para personas, y no para sumisas ovejas balando.
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